El apartamento del Astana

Los ciclistas del equipo Astana, durante la etapa de ayer, en la cual se proclamaron los vencedores de la contrarreloj por equipos. Foto: Efe

torrevieja - De Torrevieja se supo más que nunca por aquello del apartamento, el gran premio del legendario Un, dos, tres, el concurso de los concursos. Disfrutar de un apartamento en Torrevieja era un anhelo, el deseo de varias generaciones que soñaban con una segunda vivienda en la España que se expandía de cara al mar entre bloques de hormigón y sueños de la clase obrera. La Ley de Costas no tenía sentido entonces porque siempre se prefirió la construcción al medioambiente en la España del negocio rápido. Décadas después llegó la burbuja inmobiliaria y Torrevieja, que no es Niza, perdió glamour. El Un, dos, tres tampoco estaba en la parrilla televisiva. Unidos por el destino, la ciudad alicantina quedó camuflada en el anonimato costero hasta que el inicio de la Vuelta, otro producto catódico, la colocó en el epicentro con la crono por equipos, que tomó vuelo desde una montaña de sal. Sabor salado para la carrera.

El reloj que testó la etapa inaugural de la carrera lo rodearon los veraneantes en un día de playa que a la hora de la salida del Dimension Data, la primera formación que pedaleó las manecillas de la carrera, se acodaron para ver al pelotón a modo de espectáculo y pasatiempo. Las bicicletas son para el verano y los turistas las recibieron con júbilo. Las salinas que distinguen a la ciudad tiñeron de blanco el arranque de la carrera, que miró al mar y la laguna rosa entre palmeras y chanclas en una crono enrevesada, accidentada para el Jumbo -medio equipo se fue al suelo y Roglic perdió 40 segundos además de dañarse la pierna izquierda- y que concedió las llaves del apartamento a Miguel Ángel López, primer y “feliz” propietario del maillot rojo después de que el Astana abriera la puerta de su nueva propiedad con decisión. Hogar, dulce hogar. Allí acampó todo el equipo su dicha con el líder, los hermanos Izagirre y Omar Fraile, entre otros. Felices en su comuna, festejando el premio con el sabor de la cerveza. Nada como unas cañas entre amigos en un ciudad costera cuando cae el sol. La formación kazaja resolvió la crono con un registro de 14:51. Fue el tiempo que necesitaron para cubrir los 13,4 kilómetros del trazado. El suyo fue un triunfo apurado sobre el Deceuninck, a un palmo del Astana. Solo dos segundos les separaron. Una curva mal trazada por los belgas en la desembocadura del corazón de Torrevieja, imposibilitó el remonte frente a la marca kazaja.

El test inicial de la Vuelta encumbró el empuje del Astana, una formación cargada con un arsenal de ambición. Supermán López comandó la comitiva en una recorrido en el que se dañaron las opciones de Primoz Roglic, enredado en una caída extraña en una curva con un peralte respondón y agua que derribó el dominó de los neerlandeses. El Jumbo, que había dejado atrás a Sepp Kuss en el amanecer, se partió en dos y la consigna pasó de pelear por el triunfo a reinventarse para minimizar la derrota. Recompuestos apresuradamente, con Tony Martin guiando el rebaño de los desesperados, Roglic y los suyos, Kruijswijk incluido, cedieron 40 segundos respecto al celeste del Astana. Sal sobre la herida del Jumbo.

El Movistar, que perdió a Carapaz antes de la salida en un critérium en el que no estaba autorizado a correr por el equipo, contuvo las pérdidas y la muchachada de Valverde y Quintana concedió 16 segundos sobre el Astana, los jerarcas de un etapa apretada en el puño del reloj entre los favoritos. El Education First de Rigoberto Urán, referencia inicial de la crono, se quedó a siete segundos de los kazajos y evidenció el buen manejo de los engranajes de las cronos por equipos, que exigen la sincronización y la coreografía de un Bolshoi. Mitchelton concedió 18 segundos y el Ineos 25. El Sunweb solo perdió cinco. Para el Euskadi-Murias, que accidentó uno de su coches en la revisión del recorrido sin daños personales, afortunadamente, la jornada se resolvió de modo decoroso, a 46 segundos de los kazajos. El sueño, el apartamento en Torrevieja, Alicante, fue para el Astana.