El Grand Slam de Gernika es una de las joyas de la corona del Jai Alai World Tour junto con el de Hondarribia. La cita gernikarra está ungida con el éxito del público, ya que desde la empresa Gernika Jai Alai, que opera en la localidad vizcaína y que forma parte de la UTE que explota el circuito vasco, cuentan con que se registre un “llenazo”, tal y como se hizo en temporadas anteriores. La firma dirigida por Gaizka Muniategi integró música en directo, djs, un formato de show en la entrada de los puntistas y actualmente cuenta con un sistema de micrófonos incorporados a los protagonistas para que los aficionados puedan escuchar sus impresiones en mitad de los partidos por unos altavoces específicos -la idea es que que cada palco tenga su propio sistema de audio- o a través de sus propios auriculares en el 108,8 de la frecuencia modulada. Todas esas innovaciones nacieron para asfaltar de espectáculo la calzada de los gigantes de la cesta punta, una especialidad de gran calado en el pasado y con la necesidad de resurgir de sus cenizas. La final, que se juega hoy a partir de las 22.15 horas en Gernika, aspira a triunfar. De hecho, la venta de entradas por anticipado ha funcionado a un ritmo nunca visto.

En la tercera edición del campeonato gernikarra, Iñaki Osa Goikoetxea y Unai Lekerika quieren volver a reinar. El delantero de Zumaia, un portento físico y de juego, un vendaval, fue guía del joven zaguero vizcaíno para la conquista ante los veteranos Mikel Egiguren y Eric Irastorza la pasada campaña. Entonces, el guardaespaldas comentaba que eran pelotaris a los que “siempre” había seguido. “Jugar contra ellos una final es especial”, dijo el gernikarra, quien además se llevó el gato al agua (15-14 y 15-6). Se recuperaron de un mal inicio y el guipuzcoano, el mejor puntista del siglo XXI, fue un huracán.

Un año después, la historia se repite para Lekerika, quien volverá a medirse a rivales con una trayectoria importante en el mundo profesional. Vuelve a la calzada de los gigantes. Pedigrí. Diego Beaskoetxea, que capitanea a la combinación rival desde los cuadros alegres, acaba de renunciar a la competición en Estados Unidos y sueña con ser profeta en su tierra, dado que el Grand Slam de Gernika es una de las grandes pruebas que aún no ha catado. “Es un campeonato que me falta por ganar y espero dar el nivel para llevarme el título. La gente del pueblo ha respondido siempre y me ha acompañado durante todos estos años. Me piden ganar”, recita el delantero local, quien, con 38 años, espera dar el do de pecho ante su parroquia. Es el momento.

Su compañero, Imanol López, debutó en 2003 y posee un palmarés digno de elogio. El pasado domingo se coronó en el Master Series de Lekeitio, pero una lesión en el bíceps derecho le obligó a ponerse de revés durante toda la final. De hecho, el lunes suspendió la semifinal de la Cesta de Oro y se sometió a varias sesiones de masaje a manos de Kepa Ibarra para eliminar la incertidumbre que se cosía a su estado de forma, al contar con dos compromisos más durante la semana. No obstante, si el zumaiarra sale a la palestra será con todas las garantías y el miércoles confirmó su presencia. De su dominio penden las opciones de Beaskoetxea. López se impuso en la edición del Grand Slam de 2017 junto a Jean Olharan ante Xabier Barandika y Ekhi (15-10 y 15-11). Para añadir pimienta a la cuestión, el poderoso pelotari regresa al escenario en el que debutó.

DUELO ENTRE VECINOS Las dos parejas que se enfrentan sobre la cancha gernikarra están cortadas por el mismo patrón, ya que será un duelo entre vecinos. Los zumaiarras Goikoetxea y López forman parte de una misma generación, aunque el primero debutó en 1996 y el segundo, en 2003. Ambos forman parte de la historia reciente de la cesta punta, que dominan desde sus respectivas demarcaciones. Además, el pasado diciembre se enfrentaron en la final del Campeonato del Mundo Individual, que cayó del lado del delantero. Por otro lado, los gernikarras Beaskoetxea y Lekerika pelean por vencer en su tierra. Diego es un veterano -debutó en 1997- y una auténtica referencia de los jóvenes de la escuela de la localidad, que dirige Gonzalo Beaskoetxea, padre del puntista y exprofesional. Forma parte del Olimpo al que miraba Unai, discípulo del club local. Se estrenó en 2015 en el campo profesional, después de ganar todo en aficionados. La corona de Gernika solo tendrá un dueño; el corazón de la afición, dos.