ALKMAAR - Remco Evenepoel no batió ayer a los mejores contrarrelojistas de Europa, ausentes en Alkmaar. Compartió podio con el danés Asgreen (segundo) y con el italiado Affini (tercero). Pero el belga volvió a sorprender. No fue el hecho de ganar, que también (tiene 19 años). Fue el modo en que lo hizo. Sobre un trazado llano de 22 kilómetros aventajó en 19 segundos a Asgreen, convirtiéndose en campeón continental de la modalidad. Kung (4º), Ganna (6º), Lampaert (7º) o Van Emdem (8º), rodadores notables, ni siquiera optaron al título. Durante la posterior entrega de premios, el mérito del triunfo de Evenepoel se vio multiplicado al comprobarse la diferencia de envergadura respecto a sus rivales. Subido al escalón de vencedor, igualaba en altura a los medallistas de plata y bronce.

La victoria del jovencísimo belga tuvo, solo cinco días después de la conquista del Boulevard donostiarra, su punto emotivo. Pero este no respondió a intrigas ciclistas, y sí a dedicatorias post competición. Sentado aún en la famosa silla eléctrica, esa en la que los contrarrelojistas esperan a que alguien mejore su registro, Evenepoel rompió a llorar como lo que es, un niño, una vez que vio certificado el título continental. Minutos después, antes de colgarse el oro al cuello, ofreció la victoria al cielo, citando a dos destinatarios: Bjorg Lambrecht, fallecido el lunes en la Vuelta a Polonia, y Stef Loos, un sub-23 belga que perdió la vida en marzo al ser arrollado por un camión en plena carrera.

La cosecha de Evenepoel durante la fase de la temporada que ayer concluyó en Alkmaar (Países Bajos) ha resultado difícilmente mejorable. Conquistó una etapa en la Adriatica Ionica italiana. Se llevó la Clásica San Sebastián. Y ayer añadió un título europeo contrarreloj en categoría absoluta al conquistado hace un año entre los juveniles. Ahora se concentrará en altura antes de iniciar en septiembre el camino hacia los Mundiales. - M.Rodrigo