Vitoria - Tras dos semanas de felicitaciones, recibimientos y celebraciones por la exitosa participación en el Mundial junior de gimnasia rítmica, las alavesas Salma Solaun, bronce en cinta, y Teresa Gorospe, novena en el ejercicio de pelota, ya han logrado unas vacaciones más que merecidas, que se alargarán hasta finales de este mes. Lo mismo sucede con su entrenadora de toda la vida Marga Armas. “Durante el año entrenamos seis días a la semana en sesiones de entre cuatro y cinco horas, pero venimos con muchas ganas. Cuando no hacemos gimnasia nos aburrimos”, afirman las dos gimnastas de catorce años.
Tantas horas de perfeccionamiento tuvieron su recompensa en el Mundial Moscú, disputado los días 20 y 21 de julio. Solaun logró la primera medalla de bronce en 23 años para el combinado español en un Campeonato del Mundo de gimnasia rítmica. “Cuando terminé el ejercicio me puse en tercera posición, pero faltaba por participar una italiana muy buena. Cuando vi que no me superaba fue una alegría muy grande, no me lo creía”, recuerda Solaun. En cualquier caso, lo que más felices hizo a las alavesas no fue el histórico resultado logrado, sino “poder vivir toda esta experiencia las tres juntas”. “Sabíamos que ganásemos o terminásemos últimas nuestra entrenadora iba a estar muy orgullosa de nosotras. Hemos entrenado duro todo el año”, asegura Gorospe, que no entró en la convocatoria de la selección hasta unos meses después que su compañera y amiga.
En su ciudad la hazaña lograda no ha pasado desapercibida. “Hemos recibido felicitaciones de nuestras familias, mensajes, vídeos... Están todos muy contentos”. Las tres fueron homenajeadas en el Ayuntamiento, pero el recibimiento más especial fue el que les prepararon sus compañeras del club Beti Aurrera en el polideportivo Abetxuko, donde comparten tapiz a lo largo del año. “Se han convertido en unas referentes para las gimnastas más pequeñas. Llevan muchos años trabajando así, pero una medalla mundialista tiene una repercusión enorme”, comenta la técnica.
Nervios y emoción La experiencia vivida en Moscú será algo que nunca olvidarán ni las dos jóvenes atletas ni su entrenadora. Eso sí, cada una lo vivió de manera diferente. “Durante los entrenamientos estaba tranquila. Justo antes de salir al escenario tuve algo de miedo, pero una vez empecé el ejercicio me olvidé”, explica Solaun. Gorospe, más inquieta, vivió con muchos nervios “tanto los entrenamientos como el momento antes de saltar al tapiz”. Para Armas todo ha sido disfrute. “Creo que ha sido el único campeonato en el que no me he puesto nerviosa en ningún momento. Desde que nos montamos en el tren hasta que volvimos la alegría y el orgullo han sido inmensos. No he parado de llorar”.
Nada más llegar se dieron cuenta de que el nivel era muy superior al que están acostumbradas en los torneos nacionales. “Las gimnastas contra las que competimos han sido una referencia para nosotras. Hemos pasado de aprender de sus vídeos a compartir escenario con ellas”. La barrera del idioma impidió que pudieran entablar conversación con sus rivales, aunque Solaun sí que tuvo que hacer uso del inglés cuando la entrevistaron en el evento por su medalla. “Supo defenderse bien”, bromea Marga Armas.
Con el ajetreo y los actos protocolarios Solaun y Gorospe no pudieron visitar Moscú hasta una vez terminado el torneo, pero aseguran que les gustó mucho la ciudad. De hecho, las tres se fotografiaron junto a la seleccionadora, Alejandra Quereda, y la tercera gimnasta del combinado en la Plaza Roja, una de sus localizaciones favoritas. Solaun aprovechó para quedarse unos días más con su familia y visitar la zona más a fondo. Sus padres siempre les apoyan en los torneos en los que participan y seguro que disfrutaron del éxito tanto o más que las dos protagonistas.
El sueño acaba de empezar Lo logrado en Moscú puede ser solo el principio de la aventura de las dos gimnastas más prometedoras del territorio, y es que no tienen intención de parar aquí: “Mientras tengamos ilusión vamos a seguir haciendo gimnasia rítmica”. De hecho, los cuatro días de vacaciones que les concedió su entrenadora tras el torneo se les hicieron largos. “Teníamos ganas de volver”, aseguran ante la incredulidad de Armas, deseosa de tomarse un respiro tras una temporada repleta de trabajo.
La entrenadora ya planifica la próxima temporada sin tener la seguridad de que Solaun y Gorospe vayan a poder continuar en el club. Las dos jóvenes gimnastas estuvieron a punto de marcharse a un centro de alto rendimiento en enero, situación que al final no se dio debido a motivos ajenos a ellas y al Beti Aurrera. La mayoría de sus rivales entrenan en este tipo de centros, lo que supone una ventaja debido a la mayor cantidad de recursos con los que cuentan en comparación con el club alavés. Por ello, el mérito de las tres es doble.
A su edad sería un inconveniente tener que dejar Vitoria para seguir perfeccionando su gimnasia, ya que ello conllevaría no poder vivir en casa con su familia y cambiar de colegio, además de romper la relación que durante tantos años les ha unido a su entrenadora. “Necesitamos más espacio”, comentan Solaun y Gorospe. Armas, por su parte, advierte que sería necesario un fisioterapeuta y un preparador físico para poder competir con los centros de alto rendimiento, aunque subraya que lo prioritario es solucionar el problema de espacio, algo que “está en manos del Ayuntamiento, que cuenta con muchos recintos deportivos en los que podríamos entrenar”.
Solaun y Gorospe tienen claro que quieren seguir juntas en Vitoria, al menos para afrontar la que será su última temporada en la categoría junior, ya que el curso que viene pasarán a senior. “En cuanto empiece la pretemporada nos pondremos manos a la obra con nuevas coreografías. En septiembre participaremos en un torneo internacional y buscaremos otro para octubre. El gran objetivo de la campaña será lograr la clasificación para el Campeonato de Europa, que se disputará a mediados de 2020”. Allí les esperarán de nuevo las mejores del continente, mención especial para las gimnastas rusas. Quién sabe si podrán emular la gesta cosechada en el Mundial, que ya figura en los libros de historia de la gimnasia rítmica alavesa junto a nombres como los de las Niñas de Oro o Almudena Cid.