Donostia - La fuerza, el descaro y la seguridad de Remco Evenepoel dando pedales se transforman en timidez y gestos de adolescente cuando se siente delante de un micrófono. El belga, proclamado vencedor de la Clásica casi una hora antes, reconocía aún no creer lo que había logrado. “No tengo palabras. Poco más puedo decir. Es increíble”. El belga explicó que la retirada de Alaphilippe y la película de carrera depararon para él “una situación perfecta”. “He podido atacar y Enric Mas estaba en el grupo de detrás, haciendo un gran marcaje a los rivales. Si alguno atacaba, él me iba a cubrir”, relató el joven corredor.
Su carrera apunta alto. Pero él mantiene los pies en el suelo, consciente de que esto no ha hecho más que empezar. “¿Hasta dónde puedo llegar? No lo sé. De momento se trata de adquirir experiencia y de seguir mejorando. Igual el año que viene no gano ninguna carrera. ¿Qué dirá la gente entonces? Yo tengo que seguir a lo mío, concentrado en competir. Ahora haré la crono del Europeo, esta semana, y luego volveré a entrenarme en altura”. Evenepoel mira, más a largo plazo, al Mundial de Yorkshire, que se celebrará a finales de septiembre.
Le correspondería correr con los sub-23. Y puede hacerlo. Pero apunta a la contrarreloj de la categoría absoluta. “Mi compañero de equipo Lampaert me ha dicho que ha visto el circuito y que es duro. Se adapta a mis características e intentaré hacerlo bien. Igualmente en la prueba en ruta. Por qué no”. Le gustaría probar ya con una cita de tres semanas, la Vuelta por ejemplo. “Pero soy joven. Todavía no me dejan”, zanjó ayer el ciclista belga con una pícara sonrisa y mirando, entre bromista y desafiante, a los auxiliares de su equipo. Genio y figura. - M. Rodrigo