Donostia - El dorsal impone. El número 1. Sinónimo de haber ganado la edición anterior. Sinónimo también de dominar la competición a nivel mundial. Saldrán hoy del Boulevard con él pegado a la espalda Julian Alaphilippe y Annemiek Van Vleuten. Dos favoritos en vez de uno. Suena a gloria. Por primera vez en su historia, la Clásica San Sebastián se celebra en doble versión, la masculina y la femenina. Una ración adicional de espectáculo. Francés y holandesa lo aseguran como cabezas de cartel. Pero nada resulta seguro cuando el resto de la nómina de candidatos y candidatas es casi tan ilusionante como las circunstancias del día. Toca descubrir un nuevo formato, seguro que exitoso, con chicos y chicas compartiendo asfalto. Y toca examinar también un nuevo recorrido, que esa es otra.
La organización ha añadido dureza a la carrera. La prueba masculina va a subir Erlaitz tras bajar Jaizkibel. Y tanto ellos como ellas van a completar dos ascensiones a Igeldo en lugar de una. ¿Por qué se cambia el trazado? Las duras rampas que dan acceso a Murgil Tontorra han condicionado de forma evidente las últimas ediciones de la clásica. Y los promotores de la prueba han estimado que añadir dificultades montañosas al trazado previo puede romper antes el pelotón, dando pie a un espectáculo más prolongado y táctico, menos explosivo. Veremos qué termina ocurriendo. Lo cierto es que, si Murgil Tontorra ha venido bloqueando la carrera estos últimos años, lo ha hecho porque sus empinadas cuestas, a apenas ocho kilómetros de meta, imponen lo suyo. Y al fin y al cabo ahí siguen. Misma subida. Misma distancia. ¿Se atreverá alguien a atacar antes?
Destronar a alaphilippe En la carrera masculina, así deberán hacerlo quienes quieran destronar a Julian Alaphilippe, intratable en finales como el de la Clásica. Ya se llevó el galo, en el reciente Tour, una etapa casi calcada. Y poco le faltó para ganar otra muy parecida, la de De Gendt. Sabedores de que la pelea probablemente pase por distanciar al favorito con antelación, los rectores del Deceuninck traen a Donostia un equipazo con nivel suficiente para controlar ofensivas de todo tipo y condición. Vienen con el percherón Declercq. Con el jovencísimo Evenepoel, un portentoso todoterreno. Con Devenyns, hombre de confianza del líder. Y con un Enric Mas capacitado para echar una mano cuando la carretera mire hacia arriba.
Será difícil batirle. Pero a Alaphilippe no le van a faltar rivales. Simon Yates (Mitchelton), Alejandro Valverde (Movistar), Greg Van Avermaet (CCC), Tim Wellens (Lotto Soudal), Michael Woods (Education First), Daniel Martin (UAE), Bauke Mollema (Trek) y un Mikel Landa fatigado pero al que siempre le gusta lucirse en Donostia optan a incomodar al francés. ¿Y Egan Bernal? El colombiano estará en la salida del Boulevard solo seis días después de conquistar Francia. Y parece tener la cabeza lo suficientemente amueblada como para aparcar glorias recientes y ofrecer su mejor nivel deportivo hoy. Otra cosa será que el desgaste y el ajetreo de la semana, durante la que ha disputado varios critériums en Bélgica y Holanda, no le hayan afectado en lo físico. El lunes en Roselare, antes de entrar en acción y reconociendo arrastrar aún algo de resaca tras la noche parisina, se metió entre pecho y espalda una cerveza y unos panecillos con Nutella. No parece la mejor preparación para dar continiuidad en el Boulevard a la victoria de los Campos Elíseos, doblete que no intenta un ganador de la Grande Boucle desde Carlos Sastre en 2008. Ya era hora de tener por aquí a un ganador del Tour.
Las bazas guipuzcoanas se ven mermadas por la ausencia de Ion Izagirre (Astana), quien hoy mismo inicia la Vuelta a Polonia. Es la centroeuropea una cita que se le suele dar bien al ormaiztegiarra, necesitado además de días de competición antes de encarar la Vuelta a España. Ausente el menor de la saga, las opciones de su hermano Gorka, de Alex Aranburu (Caja Rural) y de Gari Bravo (Euskadi Murias), así como lo emotivo de la despedida de Markel Irizar (Trek Segafredo), suponen los principales alicientes en clave territorial.
Todo a Van Vleuten Tiene 36 años y no se cansa de ganar. El ciclismo femenino crece, imparable. El relevo generacional se acerca. Pero Annemiek Van Vleuten continúa acreditando un nivel sobresaliente que le sigue permitiendo obtener las victorias más reputadas del pelotón internacional. Viene de llevarse el Giro de Italia, digamos que el equivalente para las chicas al Tour de Francia masculino. Y viene también de no poder imponerse en la clásica de un día que el propio Tour organiza para las féminas. Les diseñaron en Pau un trazado al que quizás faltó dureza para que la holandesa luciera en todo su esplendor, cosa que, sobre el papel, sí podrá hacer este mediodía.
El ciclismo en su versión femenina es menos táctico. Las pugnas cuerpo a cuerpo resultan más frecuentes que las estrategias de equipo. Por lo que quizás le toque a Van Vleuten, cabeza de lista del potentísimo Mitchelton, responder en persona a las ofensivas que le puedan lanzar sus principales rivales, la italiana Soraya Paladin (Ale Cipollini) y la sudafricana Ashleigh Moolman (CCC). La esperanza local reside, mientras, en que entre ellas se cuele la errenteriarra Ane Santesteban, cuyo estado de forma es excelente. Tiene metida la Clásica entre ceja y ceja desde hace semanas. Meses incluso. Y el recorrido se adapta a sus características. Su éxito supondría la mejor inauguración posible para una nueva era de apuestas dispares en cuanto a riesgo. La de la carrera femenina es una garantía. La del nuevo recorrido, una auténtica incógnita.