Vitoria - Iñigo Ortiz es uno de los responsables de que el triatlón de Vitoria-Gasteiz haya sido tan exitoso durante los últimos años y haya logrado entrar en la privilegiada lista de 40 carreras que forman parte del calendario Ironman, la competición de mayor calado en el mundo de este deporte. El alavés trabaja codo con codo con Eduardo Martínez, director de la prueba. Así como Martínez se encarga de la parte burocrática, Ortiz es quien está al pie del cañón cuando los corredores saltan al ruedo. Este año tendrá la dificultad añadida de cumplir con los estándares de calidad de la compañía Ironman y de la entrada del inglés como idioma principal.

¿Cuánto tiempo lleva trabajando como director de carrera del triatlón de Vitoria?

-Tres años. No es un trabajo como tal, más bien una colaboración. Eduardo Martínez siempre busca la implicación de triatletas en la organización. Yo empecé como voluntario y al final me ofrecieron este puesto de coordinación.

¿Ha vivido la prueba anteriormente como deportista?

-Sí, en 2016 participé en la distancia full de Vitoria-Gasteiz, que es equivalente al Ironman. Llevaba dos años de voluntario, pero tenía el gusanillo de correr la prueba y conocerla por dentro. Como organizador siempre la vendemos bien pero quería tener la experiencia de correrla, es una buena manera de ver cosas que se pueden mejorar.

¿Notó que hacía falta corregir algo tras su participación?

-Sí, por ejemplo la carrera antes pasaba por el Paseo Carmelo Bernaola, pero estaba desolado, no había casi gente. Eso para el triatleta es como una travesía por el desierto, te pega el sol, no hay nadie... A raíz de aquello tuvimos la idea de mover la carrera por Herrería y bajar a Siervas de Jesús, que hay más ambiente y es una zona más sombría. Es un cambio que todos han apreciado, ya no es el paso por un páramo que era anteriormente.

¿Cuáles diría que son los puntos fuertes de la carrera?

-En una prueba de tan larga distancia da mucho tiempo para pensar. Creo que en las tres disciplinas hay factores positivos. La natación se hace muy cómoda porque nadas en un lago, no hay olas ni corriente que te puedan cortar el ritmo. La parte de bicicleta es muy llana, por lo que también se puede ir rápido, y en la carrera a pie el punto fuerte es sin duda los ánimos de los aficionados. Hay pocos triatlones en los que se note el apoyo del público como en Vitoria. Cuando pasas por las universidades y entras en pleno centro empiezas a correr como si no hubiera un mañana por el empuje de los gasteiztarras. Cuando hablo con los triatletas siempre destacan los ánimos de la gente y la calidad de los voluntarios.

¿Qué contacto mantienen con los corredores?

-Durante la semana posterior a la competición intentamos comunicarnos con ellos, ya sea directamente, por email o por redes sociales, para que nos den sus impresiones sobre la prueba, es muy importante mantener esa relación para sacar puntos a mejorar. Es nuestra última labor antes de cogernos vacaciones. En cualquier caso, quienes están más cerca de los corredores son los voluntarios y siempre se llevan una muy buena impresión de ellos.

¿Cuál es su función como director de carrera?

-Somos un cuerpo de 12 responsables distribuidos en distintas áreas de la carrera. Hay un responsable de natación, dos de la transición que se hace en Landa, uno de ciclismo, cuatro de las transiciones en Vitoria, tres responsables de la carrera a pie y yo, que soy quien se encarga de que todas estas piezas encajen y trabajen en coordinación. Durante la carrera estamos en contacto constantemente, el de natación con los de la primera transición para tener controlado cuándo llegan los atletas a por las bicis, los de la transición de Landa con el de ciclismo... Me encargo de la coordinación tanto con los responsables como con las instituciones: Las carreteras de la Diputación, la Policía Local, la Ertzaintza y SOS Deiak, entre otras. Mi labor es que todas ellas trabajen en armonía.

En total, ¿cuántos trabajadores toman parte en la carrera?

-Entre voluntarios, miembros de DYA, que nos proporciona el servicio médico, policía y demás llegaremos a cerca de 1.500 personas implicadas en el Ironman.

¿Qué parte de la organización es la más compleja de llevar a cabo?

-Pues posiblemente el sector de la natación. Es el segmento al que los deportistas normalmente están menos habituados, se dan más situaciones de agobio. Además hay más factores que no están bajo nuestro control como la niebla, que suele hacer acto de presencia en el pantano. En la bicicleta y en la carrera a pie solo nos tenemos que encargar de blindar bien el circuito y dar asistencia a los triatletas. Para el pantano tenemos unas ocho zódiac y 30 piraguas, además del helicóptero de la Ertzaintza, pero sí que es verdad que hay más factores de los que estar pendientes.

¿Cambia su trabajo con la entrada en escena de Ironman?

-Sí, antes éramos relativamente autónomos y ahora estamos bajo el paraguas de Ironman, tenemos que exigirnos más para llegar a sus estándares de calidad. Por otro lado, el hecho de que la carrera vaya a ser retransmitida por Facebook Watch nos va a añadir mucha carga de trabajo, lo van a ver más de dos millones de espectadores de todo el mundo y hay que estar a la altura.

¿Cómo lo harán para llevar a las pantallas una carrera que se desarrolla en zonas distintas al mismo tiempo?

-Tendremos cámaras móviles repartidas por todo el circuito. Para los 3,8 kilómetros de natación en Ullíbarri-Gamboa tendremos dos zódiac con videocámaras a bordo, para los 180 de bicicleta contaremos con cuatro motos y otras cuatro para los 42,2 kilómetros de carrera a pie, siendo ésta la zona más complicada por la estrechez de las calles, pero lo hemos organizado de modo que las motos no molesten a los participantes. Otro de los inconvenientes es que hay algunas zonas a las afueras de la ciudad en las que no hay buena conexión 4G y perderemos la señal. Sin embargo, lo hemos estudiado bien para poder introducir entrevistas grabadas previamente u otros recursos en los tramos en los que no podamos mostrar imágenes en directo.

¿Qué cambios va a notar el aficionado respecto a ediciones anteriores?

-Siendo una prueba organizada desde Vitoria y con el presupuesto que teníamos, llegábamos a donde llegábamos. Con las inscripciones de extranjeros y mayor presupuesto la prueba va a dar un salto cualitativo. Esto se va a traducir en que la meta en la Plaza Nueva será mucho más espectacular, con gradas y una pantalla gigante para poder seguir la carrera en directo mientras ven llegar a los participantes.

¿Habrá cambios en el circuito?

-No, el circuito seguirá prácticamente igual que el año pasado, ha funcionado bien.

La mayor pérdida es la desaparición de la prueba de media distancia, ¿no?

-Sí, la verdad es que es una pena. La distancia half era más accesible para los mortales. Nos gustaría recuperarla en el futuro, era una prueba muy de deportistas vitorianos.

¿Significará esto que el número de participantes será menor?

-El número total se verá reducido, pero a cambio tendremos más triatletas en la larga distancia. El año pasado teníamos 2.600 corredores, de los cuales 1.400 eran de la distancia full, y en esta edición tendremos 2.100. Además, pasamos de un 15% de participación extranjera a un 50%, lo que tendrá un impacto positivo en la hostelería alavesa, ya que se alojarán durante más días.

¿Qué objetivos se marcan para esta edición?

-Lo único que queremos es que la carrera, tal y como ha pasado en los últimos años, siga siendo un éxito. El objetivo es que los triatletas que vengan se lleven una buena impresión de la prueba y de la ciudad para que se animen a volver. Desde la organización intentaremos que el Ironman transcurra sin ningún contratiempo y que todo funcione como un reloj suizo.