Los doctores me dijeron que no podía tener más hijos, lloré y recé”. En 1993, Isabelle daba a luz a su primer hijo, Giovanni, y, según los médicos, el único que traería al mundo. Sin embargo, el 28 de febrero de 2000, en Vercelli, salía de su vientre Moise Bioty Kean, “un milagro”, que suele decir Isabelle, que bautizó a la criatura con el nombre traducido al italiano del profeta Moisés, con quien soñó antes de quedar embarazada.

Para esta familia de origen marfileño la vida no fue sencilla. Emigró en 1990 a una Italia que celebraba su segunda acogida de la Copa el Mundo buscando un futuro más digno.

Cuando Moise contaba con cuatro años, Isabelle se separó de su marido y quedó solitaria al cargo del pequeño. “Fui a las monjas, que me dieron de comer. Luego hice un curso como enfermera y durante quince años trabajé en una comunidad de rehabilitación”, admite en declaraciones para Tuttosport la progenitora, que encontró trabajo nocturno en una residencia de ancianos de la italiana Asti para cuidar de Moise durante el día.

Los años transcurrieron y el joven Moise, amante del fútbol, se enroló en el Asti en 2007, pero dadas sus prometedoras facultades ese mismo año fue reclutado por el equipo infantil del Torino, donde jugó tres años. Continuaba la ascensión. Con apenas 10 años, le fichó la Juventus de Turín. Una noche, sobre las cinco de la madrugada, sonó el teléfono de Isabelle. Era Moise. “Mamá, firmé con la Juventus, ya no trabajas más, vienes a vivir conmigo a Turín”. El chico acababa de rubricar su primer contrato. La escalada proseguía.

Los números fueron corroborando el talento de Kean. Con el plantel juventino sub’15 anotó 21 goles en 10 partidos; con el sub’17 firmó 24 tantos en 26 citas? En paralelo, fue recibiendo la llamada de la selección italiana en cada una de sus categorías.

Siempre acostumbrado a fajarse con rivales mayores, la precocidad de Kean le convirtió en ariete de la Generación Z. Con 16 años se estrenó con el primer equipo de la Juventus; era el primer jugador nacido en el Siglo XXI en debutar en la Serie A, en la Champions League y en la selección italiana -segundo más joven de la historia en jugar con la Azzurra, solo por detrás de Bruno Nicolè (1958)-, además del primero en marcar en las cinco grandes ligas europeas. Su nombre se instaló entre las mayores promesas del fútbol mundial. “Siempre le digo que haga caso a su entrenador y a sus compañeros más veteranos”, explica Isabelle.

Si las lesiones de Higuaín y Dybala abrieron la puerta para sus primeros minutos con el primer equipo, esta temporada ha sido la de Cristiano Ronaldo la que ha brindado tiempo de juego a Kean. Diestro con 183 centímetros, es un delantero con poderío aéreo y precisión en el disparo, pero con capacidad para caer a las bandas, donde aflora su velocidad. En los diez encuentros en los que ha participado este curso como bianconero ha firmado seis tantos: promedia un gol cada 52 minutos.

La depresión de la selección italiana, que por primera vez desde 1958 quedaba fuera del Mundial, ha motivado un reciclaje. De ahí que Kean entrara a formar parte de ella en noviembre de 2018. En tres partidos suma dos goles. “Nunca lo imaginé, especialmente pensando de dónde venimos. No fue fácil, pero el éxito de Moise me recompensa por todos los sacrificios”, relata Isabelle.

contra el racismo Uno de esos goles, el último, ha dejado a la Juventus al filo de su octavo Scudetto consecutivo; ningún equipo de las ligas más potentes de Europa ha encadenado semejante racha. Otro, el que marcó frente al Cagliari el pasado martes, ha dado la vuelta al mundo porque ha dado visibilidad al odio racial. Tras soportar sonidos guturales -“¡uh, uh, uh!”- proferidos por parte de la afición local, al marcar Kean, harto de insultos, se colocó inmóvil, escultural, ante la grada del Sardegna Arena con los brazos extendidos. Como si fuera una diana. Bonucci reprobó la acción de su compañero. “Kean sabe que cuando marca se tiene que centrar en celebrarlo con sus compañeros. La culpa está en 50% y 50%: Kean se ha equivocado y la grada también”.

Las palabras de Bonucci fueron respondidas por Balotelli, Sterling, Touré Yaya, Boateng, Depay, Dembélé, Pogba, Thuram? Jugadores negros que han sufrido el racismo en sus carnes. Critican que el capitán no protegió al joven. “Dile a Bonucci que su suerte es que yo no estaba allí. En lugar de defenderte, ¿qué hace? Estoy sorprendido, lo juro”, reprochó Balotelli. El presidente y el técnico del Cagliari justificaron a los racistas. “Ha provocado”, “ha cometido un error”, dijeron de Kean. Un problema subestimado. Incluso justificado por ellos.

Además de goleador de moda, el hecho ha erigido a Kean en abanderado de la lucha contra la xenofobia en Italia, cuyo ministro del Interior, Matteo Salvini, promueve la antiinmigración. Hoy en día, casi tres décadas después, Isabelle quizá lo hubiera tenido más difícil aún. “Nací en Italia. Si vivimos aquí debemos ser tratados como italianos”, dice Kean.