Vitoria - En 1979, Michigan State ganó su primer título del baloncesto universitario de la mano de un tal Earvin Johnson, luego conocido como Magic para el resto de su vida. Enfrente, estaba la Indiana State de Larry Bird para empezar a fraguar una rivalidad mítica. 40 años después, los Spartans vuelven a presentarse en la Final Four que arranca hoy en el US Bank Stadium de Minneapolis, con capacidad para casi 67.000 espectadores. Esta era la cita señalada para asistir a la consagración definitiva del portentoso Zion Williamson, pero Tom Izzo, otra leyenda de los banquillos de la NCAA, volvió a conducir la sorpresa de Michigan State que, liderada en la cancha por el base Cassius Winston, eliminó en la prórroga a la Duke de Mike Krzyzewski y del futuro número 1 del draft de la NBA.

Así, los Spartans jugarán una de las semifinales ante Texas Tech, que disputará la primera Final Four de su historia tras mostrar un juego muy coral en el que han destacado su estrella Jarrett Culver y, a última hora, el italiano Davide Moretti, clave para apear en la instancia definitiva del Elite Eight a otra favorita como Gonzaga.

La otra semifinal, en la que también se anuncia un baloncesto muy físico y de marcado cariz defensivo, medirá a Auburn, que en su día acogió en sus filas a Charles Barkley, y Virginia. La primera, una de esas cenicientas que surgen casi cada temporada, también se estrena en el baile final universitario tras dejar fuera de competición sucesivamente a Kansas, North Carolina y Kentucky, las tres universidades con más títulos de la historia. Y eso que por el camino han perdido por lesión a Chuma Okeke, su mejor jugador.

Virginia, por su parte, regresa a la Final Four después de treinta y cinco años con la vitola de favorito ya que es el único número 1 regional que ha llegado hasta Indianapolis. Kyle Guy fue pieza clave en la ronda anterior de un equipo con ganas de redimirse de su tropiezo del año pasado en la primera ronda. - R. Calvo