Zaratamo - Beñat Rezusta (Bergara, 1993) disputará el domingo su cuarta final del Parejas. Desde 2016 no se pierde una. Tras su gran imagen ante Altuna III-Martija, tratará de conseguir su segunda txapela en Bilbao junto a Elezkano II. Irribarria-Zabaleta, sus rivales, son favoritos.
El domingo disputará su cuarta final del Parejas de forma consecutiva. Únicamente pelotaris de la talla de Maiz, Retegi II o Arretxe lo han conseguido. ¿Qué supone para usted?
-Cuando debuté no pensaba ni en que iba a llegar a una final, así que alcanzar la cuarta es algo increíble.
¿Se ha acostumbrado?
-Llevo ya cuatro finales, no son pocas y estoy contento con ello, pero no son veinte, por ejemplo, y no te acostumbras. Al final, solo se trata de un día al año. Sé de qué va esto, todo lo que lo rodea, pero nunca te amoldas.
¿Qué es lo que peor lleva?
-Hacemos un montón de entrevistas y es cansado. La espera, por ejemplo, es algo que no me molesta, porque estoy entrenando bien y no tengo ninguna prisa de que llegue el domingo. Tengo ganas, pero no prisa.
Son ya cuatro finales con tres delanteros: Irujo, Irribarria y Elezkano II. ¿Qué puede decir de cada uno?
-Cada uno hace un trabajo distinto. Iker es el que más cambia el ritmo y quita pelotas, Danel hace un trabajo increíble y con Juan se notaba su figura en muchas cosas: con la prensa, los tiempos, los planteamientos de los partidos...
Si se lo comentan hace seis años...
-Antes de dar el salto, me daba algo de miedo debutar, porque veía el material, las pelotas y la velocidad a la que jugaban. Tenía dudas de si iba a poder adaptarme a profesionales.
¿Y cómo lo superó?
-Te acabas acostumbrando a base de entrenamientos. Al principio, me costaba jugar con pelota rápida. En Bergara igual estábamos acostumbrados a una pelota más lenta.
Físicamente tiene unas aptitudes tremendas. Es vital al ser zurdo.
-Soy bastante aplicado. Los entrenamientos son importantes. Mi costumbre es llevar los entrenamientos de forma bastante estricta, casi todos los días. Me gusta llevar la rutina de siempre.
¿En qué consiste su trabajo físico?
-Hacemos un poco de pesas, pero sin demasiada carga. Sobre todo, realizamos un entrenamiento funcional: conos, saltos, vallas, subir a cajas con pesas...
Aunque destaque por su pegada, en el tren inferior posee una fortaleza clave para su juego, ¿no?
-Siempre he sido más fuerte del tren inferior que del superior. Jugué a fútbol y se nota. En el gimnasio damos bastante importancia al trabajo de piernas. Al final, si llegas rápido a la pelota, es más fácil golpear.
No ha suspendido ni un solo partido en todo el Parejas. ¿Cómo llega de manos a la final?
-Estoy contento y bien. No he tenido grandes molestias. De hecho, he llegado a las semifinales mejor de confianza, quitando el partido de Bilbao, en el que nos pasaron por encima. Me siento bien y entreno bastante. Doy también importancia a eso, porque este año he podido ejercitarme más.
¿Dan vueltas al encuentro de Bilbao frente a Irribarria-Zabaleta, en el que perdieron 12-22?
-Aunque digan que no hay que dar vueltas a las derrotas, particularmente creo que es bueno en su medida. Hay que valorar por qué has perdido y qué se puede mejorar. Nuestra primera parte no fue mala, pero después fuimos a remolque. Aun así, no fue un desastre.
La virtud de la concentración es, sin duda, una cuestión en la que superan a sus adversarios, que, si bien parecen imparables cuando enfocan, han vivido lapsus peligrosos en algunos choques.
-Ese aspecto lo estamos tratando bien. Sí que es cierto que en el partido de Bilbao nos torcimos un poco. Como pareja intentamos no regalar, estar concentrados y dar lo nuestro.
Otras veces se ha destacado su brillo, pero en este curso ha quedado patente el valor del trabajo.
-Muchas veces se valora que uno meta dos rebotes o que el otro cruce cuatro ganchos, pero si no se está muy bien y se gana, también es para remarcar. Igual tiene más valor ganar cuando no estás con chispa que hacerlo cuando sí la tienes, porque todo es más fácil.
Ha crecido durante el Parejas.
-Sí. A semifinales he llegado con confianza. Me siento a gusto entrenando.
¿Ha reflexionado sobre la final del curso pasado contra Ezkurdia-Zabaleta, en la que perdieron 22-9? ¿Se parece a esta?
-El partido del domingo no tiene nada que ver. Al momento piensas en lo que has fallado o en si has llegado demasiado justo, pero nada más. Ha pasado un año y ha cambiado todo.
Echando un vistazo a los números, es una figura. ¿Se siente así?
-Siempre digo que quiero estar entre los mejores y entreno para ello. Quiero jugar partidos importantes y en los últimos años lo estoy consiguiendo. El nombre que te ponga luego la gente halaga, pero... Está claro que los pelotaris que más venden ahora son los delanteros, porque juegan en las tres modalidades.
¿Se considera un pelotari querido?
-Es normal que los niños se fijen en los delanteros, pero a mi alrededor tengo a gente que me sigue de manera muy fiel. Estoy muy agradecido.
En 2017 ganó la txapela del Parejas con Iker Irribarria y el domingo se enfrentarán en el Bizkaia por otra. ¿Cómo ve al de Arama?
-Le veo bien. Hace un año andaba peor, con menos chispa y confianza. Esos altibajos son normales. Quizás llegó muy pronto: arrasó en el Manomanista y ganó muy joven el Parejas. Le veo bien, con confianza, con chispa y es peligroso. Espero que no esté tan bien el domingo.