Síguenos en redes sociales:

¿Te atreves a decidir?

¿Te atreves a decidir?

¿Qué te hace tomar una decisión? Algunos hacen listas de pros y contras y después de evaluarlas racionalmente toman la decisión. Otros son intuitivos y se dejan llevar por un sentimiento o una emoción.

¿Qué hay que hacer?

¿Qué harías tú?

Bueno pues si nos resulta difícil tomar decisiones a personas adultas con nuestro criterio ya creado y nuestras experiencias vividas, imaginaros a un adolescente de 15 años que está todavía formándose. Elegir qué estudiar, elegir a tus amigos/as o elegir tu deporte. ¿Cómo lo hacemos?

Salma Paralluelo, de 15 años, actual campeona mundial con la selección española de fútbol sub’17, logró un hito histórico para el atletismo al lograr mínima para el Campeonato de Europa en Glasgow. En lo del atletismo también es versátil, su récord de España sub’18 de 400 se une a unos cuantos más en atletismo. De 300, de 300 vallas. También salta triple con buenas marcas.Una magnífica atleta.

En el fútbol está claro que convertirse en campeona del mundo le otorga talento y condiciones para el llamado deporte rey.

Tenemos, por lo tanto, uno de esos extraños casos en los que el deporte parece salir de forma natural. Y ahora, o en muy poquito tiempo, tendrá que decidir que deporte va a ser su futuro. A qué disciplina se va a dedicar en cuerpo y alma. Podrá alargar un tiempo la posibilidad de competir en los dos deportes pero habrá un momento en que los técnicos y sabios del deporte le pedirán que decida. Cada uno de nosotros podrá tener su opinión al respecto pero está claro que no estamos involucrados emocionalmente para tomar un camino u otro. A mí y a la mayoría de nosotros no estar metidos en el ajo nos daría cierta tranquilidad para tomar una decisión.

¿Qué se le estará pasando a Salma por la cabeza? ¿Qué presiones internas y externas estará soportando?

¿A quién hacerle caso? Vaya cacao eh.

¿Qué o quién podría ayudarla? ¿Por qué tenemos miedo a decidir? Y si es tan importante, ¿cómo tomar decisiones correctas?

La primera emoción que suele aparecer cuando nos enfrentamos a una decisión importante es el miedo, el miedo a equivocarnos. A cada uno de nosotros pensando que equivocarse es un fracaso irreparable, con consecuencias catastróficas e imposibles de modificar, nos paralizaría. Creer que no estamos a la altura y en consecuencia no poder soportar la responsabilidad, nos limitaría. El miedo a vernos expuestos ante los demás, nos podría generar cierta ansiedad frente al juicio posterior. Sentir que perdemos el control y necesitar analizar todo nos mantendría en la duda continua.

Yo soy de la opinión de que el exceso de análisis provoca la parálisis. Cuántas personas conocemos con la necesidad de analizar todo minuciosamente, volver a analizarlo y cuando ya esté todo desmenuzado dar una última revisión por si acaso. Y es posible que aun así no tome una decisión.

Hay una frase que me encanta: “¿Tú qué tomas para ser feliz?”. “¿Yo? Decisiones”.

Perder el miedo al fracaso o en su caso verlo como un aprendizaje dentro de tu vida ayudaría mucho. Sentir, sentir que lo que haces te gusta y te apasiona seria un gran motor. Plantearte circular por esta vida sin sentir una mínima pasión por lo que estás realizando es costoso, sino a corto plazo seguramente a largo plazo sí.

Bueno Salma hagas lo que hagas disfruta de ello y de paso nos harás disfrutar a los demás, de eso estoy seguro. Ánimo.

Tú, ¿te atreves a decidir?

¿Qué necesitas?

¿Qué o quién podría ayudarte?

¿Te atreves a jugar?