MELBOURNE - Andy Murray llegó a lo más alto en noviembre de 2016 y empezó a caer. El tenista escocés anunció su retirada del tenis, como muy tarde en Wimbledon, por culpa de una lesión en la cadera que le viene martirizando desde hace más de dos años y que había tenido controlada desde hace siete. “No estoy bien, ha sido mucho dolor en los últimos veinte meses”, confesó entre lágrimas en la previa del Abierto de Australia el jugador que se ha dejado la salud en su intento de dar réplica al Big Three de la historia. En la segunda mitad de 2016 Murray fue mejor que Novak Djokovic, que Roger Federer y que rafa Nadal, alcanzó el número 1 del mundo con ese estilo de brega y carreras continuas de lado al lado de la pista, pero no dio más de sí.

“Lo he intentado todo para recuperarme de la cadera”, aseguró Murray, que a los 31 años ocupa el puesto 230 de la clasificación mundial y tiene que acceder a los cuadros finales gracias al ranking protegido. Un año casi en blanco no ha sido suficiente para recuperarse y el de Dunblane reconoció que el problema es que “no puedo jugar partidos muy largos o entrenar con intensidad. Puedo jugar, pero no al nivel que me gustaría”. Así, dejó claro en Melbourne que Wimbledon puede ser su estación término, “aunque no sé si voy a llegar hasta allí, si voy a poder aguantar el dolor otros cuatro o cinco meses. Dije a mi equipo que así no podía seguir, así que el Abierto de Australia puede ser mi último torneo”.

marcado por la tragedia Andy Murray tiene que debutar el lunes en primera ronda ante Roberto Bautista, que llega muy rodado, y lo que pase después es una incógnita. De cualquier forma, quedarán para la historia sus tres Grand Slams (Wimbledon de 2013 y 2016 y el US Open de 2012), dos oros olímpicos en 2012 y 2016, las Finales ATP de 2016 y la Copa Davis de 2015, además de catorce títulos en los Masters 1000. Es un palmarés destacado para quien encontró en el tenis el refugio en el que olvidar la tragedia que ocurrió en el colegio de Dunblane en el que estudiaba cuando en 1996 un loco mató a 17 personas. Murray y sus hermanos se salvaron al refugiarse bajo los pupitres.

Quizás por ello, durante gran parte de su carrera el escocés no pasó por ser el tenista más simpático y eran conocidos sus enfados y desplantes en la pista de juego hacia su cuerpo técnico presente en las gradas, pero con la madurez fue atemperando su carácter, haciéndose querer y se convirtió en un gran defensor público de la igualdad en el tenis. El anuncio de su retirada ha golpeado a los dos circuitos que se han volcado en animar a un tenista que nunca escatimó esfuerzos, que en su último año más o menos sano jugó 87 partidos y que ha luchado hasta que no ha podido más.