Sara García (Zamora, 1988) creció con relatos de aventuras en el desierto y anécdotas de un Dakar de otra época. Su padre, mecánico en los años ochenta de los pilotos Juan Hernández y Agustín Fernández, le descubrió las pasiones del mundo del motor. Sin presionarle despertó en la zamorana ese veneno por la arena y las dunas. Los sueños de la infancia pasaron a convertirse en objetivos de madurez y el Dakar empezó a ser una meta cada vez más cercana. Aunque en los recuerdos de García la prueba era diferente al de hoy en día, a ella le atraía ese romanticismo de antaño. La superación extrema. Aventura por encima de la competición. Por ello no quiso inscribirse de cualquier manera y añadió dificultad a su reto al luchar en la categoría de Original by Motul, donde los participantes no tienen asistencia y deben valerse exclusivamente de un baúl y unas herramientas que les transporta la organización hasta el campamento.
En total son 34 los pilotos que afrontan el Dakar de la manera Original. El objetivo de la zamorana es convertirse en la primera mujer en finalizar en esta categoría y para ello no solo le valdrá con no abandonar, también tendrá que vigilar los tiempos de otra mujer que aspira a cumplir el mismo reto que ella. La rusa Anastasia Nifontova también tiene la misma ambición y al acabar la etapa de ayer tenía una considerable ventaja sobre García. La leonesa no estará sola en este reto. Con ella estará su novio Javi Vega, freeskier profesional en su día y que cambia la nieve por la arena en esta nueva aventura. Los dos pilotos decidieron unir sus fuerzas para ayudarse en los momentos críticos y aumentar así sus opciones de continuar vivos en la carrera.
Es el estreno en el Dakar de la zamorana, pero no su primera experiencia en raids. Esta ingeniera mecánica como responsable del centro tecnológico del Motor Sport Institute en Alcorcón sabe perfectamente lo que es competir sobre la arena y las pistas llenas de trampas. Fue la primera mujer en finalizar el Rally Intercontinental, que atraviesa Marruecos, Mauritania y Senegal. También fue Campeona del Mundo de Bajas en 2007 y este año por fin se decidió a dar el gran salto. La preparación no fue sencilla y un accidente en Merzouga, que le llevó a romperse las dos clavículas, estuvo a punto de dejarle sin su sueño. “Tuve que empezar de cero y entrenar mucho la mente, después de la caída tuve que recurrir a un psicólogo deportivo porque me subía a la moto y era incapaz de rodar, pero con la ayuda de todos los profesionales que tengo alrededor al final hemos conseguido llegar al Dakar”, contó a la organización.
La etapa de ayer no fue sencilla para García. Desde el inicio comenzaron los problemas y perdió una gran cantidad de tiempo. Lejos de rendirse, consiguió llegar en la 117 posición. Aunque su labor no acabó al cruzar la meta. No tener asistencia resta horas de descanso y tocó poner la moto a punto y hacer todas las tareas necesarias antes de embarcarse en su siguiente aventura.