Madrid - El Real Madrid echa el cierre en Liga a un 2018 en el que no luchó por el título de la pasada edición y ha firmado un mal inicio del presente curso, recibiendo antes de encarar el Mundial de Clubes, a un Rayo Vallecano necesitado de una alegría que asiente el proyecto de Míchel en el regreso a la elite.

Instalado en una montaña rusa de emociones, sin continuidad en los buenos resultados y el juego, el Real Madrid necesita un triunfo frente al Rayo que deje en el olvido la derrota más amplia en su historia en Liga de Campeones en el estadio Santiago Bernabéu. El 0-3 encajado ante el CSKA, deja, pese a tener la clasificación a octavos ya sellada como primero, un borrón en una temporada irregular.

La última derrota dejó silbidos del madridismo a jugadores como Isco y Marcelo, lo que provocó la petición de unidad y fe en el equipo del técnico argentino.

Dejó señalado a Isco Alarcón, sin ser determinante en una oportunidad como titular y con palabras de queja a la grada por los silbidos o al colegiado por su decisión, según el club blanco. Volverá al banquillo, su nueva realidad, y siendo centro de atención en las últimas polémicas.

Por su parte, el Rayo Vallecano, tras la última derrota liguera frente al Betis, ha quedado tocado anímicamente y hundido en la clasificación antes de su visita a uno de los estadios más difíciles de la categoría. La mala situación deportiva que atraviesa el equipo preocupa mucho a plantilla, cuerpo técnico y directiva y la visita al Santiago Bernabéu no permite ser optimista. - Efe