lleida - En el ciclismo del cálculo, de lo medido, de lo milimétrico, todavía respiran victorias románticas, contraculturales, lejos de la ortodoxia que gobierna el pelotón en los días para los velocistas. El ritual viene a ser algo así como: escapada de corredores anónimos, sin más objetivo que el paseo por el minutaje televisivo, cocción lenta, captura en el tramo final, una palmada de consuelo y un vencedor que pedalea con la potencia de una turbina. Eso se esperaba en Lleida, donde en 2010 venció Cavendish y en 2015 triunfó Van Poppel. Dos velocistas que se llevaron la gloria al esprint. En el regreso a Lleida, antes de Andorra, donde en los dos próximos días Yates, Valverde y Mas se jugarán la corona de la Vuelta, también hubo esprint. No fue el más académico, pero sí tuvo ese aire bello y decante de los tiempos pasados en los que las sorpresas eran parte del relato del ciclismo. Jelle Wallays (Lotto-Soudal), en fuga con Sven Erik Bystrom (Emirates) y Jetse Bol (Burgos-BH), recuperó esa sensación que estaba olvidada, secuestrada por el metrónomo que gobierna el pelotón.

Wallays y Bystrom -Bol no aguantó hasta el final- se adelantaron por un palmo al esprint, que encabezó Peter Sagan, tercero. Su arcoíris no acaba de lucir en el podio de la Vuelta. El eslovaco fue el más rápido entre los velocistas, pero eso no le alcanzó para vencer una etapa que estaba escrita para los esprintes hasta que Wallays lo mandó todo al garete con una victoria estupenda y reconfortante para los rebeldes. “Muchos esperaban que la etapa se decidiera al esprint, pero sabía que era una buena oportunidad para mí. Así sucedió, y aunque por muy poco, he logrado una victoria muy importante”, describió el belga después de voltear la lógica antes de las dos jornadas en Andorra, donde Yates, Valverde y Mas resolverán la carrera. “Vamos a ver cómo va el día: cómo vamos nosotros y los rivales, observarlos y en la parte final, ver lo que pasa. La estrategia es un secreto”, apuntó Valverde. Enric Mas no se escondió. “Lucharé por la victoria. En Andorra conozco muy bien las carreteras y sé dónde atacar. Si tengo fuerzas lo haré sin duda”.