LLEGARON los Pirineos y no cambió nada. Otra jornada descafeinada sin poner en apuros al Sky. Pero hoy llega la etapa esperada por todos: la revolucionaria jornada de apenas 65 kilómetros con salida dividida en grupos, aunque sin un orden escalonado marcado por la general como se esperaba. Los favoritos esperan atacar a Froome y Thomas y los aficionados algo más de espectáculo. El pelotón llegó a la dura tercera semana igual que a la primera y la segunda, al ritmo del Sky. El invento de hoy, una jornada al esprint por las montañas, asoma como una esperanza de cambio.

Desde el día que se dio a conocer el recorrido de esta edición del Tour de Francia fue la etapa 17 la que más dio de qué hablar. Los corredores tan solo tendrán que estar encima de la bicicleta durante los 65 kilómetros que separan Bangères de Luchon de Saint-Lary Soulan, sobre dos horas y cuarto, pero eso la convierte en peligrosa. Territorio inexplorado. Lo más novedoso del día no será el corto recorrido, sino su comienzo. El pelotón formará como en una parrilla de salida de MotoGP, según su posición en la clasificación general. Es decir, Geraint Thomas ocupará la pole escoltado por Chris Froome y Tom Dumoulin. Los primeros diez clasificados estarán escalonados formando un triángulo. A partir de ahí se formarán los distintos grupos. No habrá salida neutralizada, será visceral, a por todas desde el primer kilómetro. “Habrá que saber gestionar las fuerzas. 65 kilómetros parecen pocos pero será un esfuerzo largo y muy máximo. Habrá que ir con tiento porque cualquier exceso se puede pagar al final”, avisa Mikel Landa.

Los organizadores del Tour plantearon esta etapa como una revolución, sin embargo, su efecto ha quedado empequeñecido. Se esbozó una salida escalonada por tiempo que alteraría el orden natural de la carrera. Al final, será un mero posicionamiento para la foto de rigor. “Ante una etapa tan corta la tensión se podrá cortar con un cuchillo y que esta fórmula de salida va a acentuar esa situación”, explicó Thierry Gouvenou desde la organización del Tour cuando se presentó la novedosa etapa. La jornada ha perdido parte de su espectacularidad al no haber tiempo entre los grupos de salida. La longitud tampoco es nada nuevo, se han corrido etapas más cortas en el Tour. En 1971 hubo una de 19,5 kilómetros y hace 30 años, cuando ganó Delgado, la décimo sexta etapa tuvo 38 kilómetros.

Los líderes tendrán que esperar a que sus gregarios escalen en el pelotón para refugiarse a su rueda. Landa, Quintana, Dumoulin y compañía deberán apretar al Sky desde el primer momento. “Confío en tener un grandioso día y poder salir como un león”, anuncia el colombiano. Empezarán a los pies del Peyresourde, de primera categoría, un alto de 14,9 kilómetros al 6,7%. Después, el col de Val Louron-Azet, cumbre de 7,4 kilómetros al 8,3%, también de primera. Para terminar, el que tal vez sea el puerto más exigente de esta edición del Tour, el col du Portet de categoría especial, 16 kilómetros al 8,7%.