Volgogrado - Japón partía como víctima, la selección más débil del grupo, que podía complicarle la clasificación a cualquiera pero quedaba lejos de los pronósticos. Polonia, con su goleador Robert Lewandowski a la cabeza, era la gran favorita.

Hoy, en Volgogrado, ambas se cruzan con los papeles cambiados, con el equipo de Inui dispuesto a hacer historia y los de Lewan depresivos, con el consuelo mínimo de buscar una victoria que les permita abandonar Rusia de la mejor manera.

Llegan los japoneses lanzados a la tercera jornada, porque su camino ya supera la sorpresa. El éxito de Japón es, sobre todo, el de Akira Nishino, el técnico que se hizo cargo de los Samuráis Azules tan sólo dos meses antes del Mundial, en sustitución del bosnio Vahid Halihodzic. Nishino detectó el potencial al contragolpe de su selección, entregó el mando del ataque al bético Inui y recurrió a la experiencia de Keisuke Honda. - Efe