La selección española de fútbol cumplió con los pronósticos y se clasificó para los octavos de final del Mundial de Rusia, donde se medirá a la anfitriona este domingo, aunque las sensaciones que ha dejado en estos primeros partidos no han sido positivas, pese a un prometedor comienzo que se fue diluyendo.
España no ha confirmado futbolísticamente las credenciales que le hacían llegar a la cita como una de las candidatas y que ya se vieron alteradas de forma contundente tres días antes del debut. El martes 12 de junio, cerca de las 17.00 horas, el Real Madrid anunciaba de forma casi inesperada el fichaje del seleccionador Julen Lopetegui como nuevo técnico madridista y apenas 24 horas después Luis Rubiales, presidente de la RFEF, decidía destituir al guipuzcoano.
Fernando Hierro, por entonces director deportivo y con poca experiencia en los banquillos, fue el elegido para calmar una tormenta donde el vestuario insistió en cerrar filas y que no tuvo un impacto negativo en el que se suponía el encuentro más complicado de la fase de grupos.
El viernes 15, en Sochi, España debutaba y las cosas no comenzaban bien con un penalti y gol de Cristiano Ronaldo a poco de iniciarse el encuentro. El combinado nacional logró asentarse y firmar los que han sido sus mejores minutos a nivel global, siendo capaz de recuperarse a este golpe y a un fallo de David de Gea antes del descanso para voltear el marcador con el doblete de Diego Costa y un gran gol de Nacho.
Sólo el 7 madridista, con un gran tanto de falta al borde del final del choque, evitó que la Roja se llevase los tres puntos, aunque el logrado, después de todo lo sucedido, se consideró muy positivo y un buen inicio mientras que otras grandes favoritas no terminaban de arrancar.
Pero ese esperanzador comienzo no tuvo continuidad. El segundo partido, ante la modesta Irán, se presentaba como una buena oportunidad, pero no dejó un gran juego, producto también del buen planteamiento ultradefensivo de un rival que atascó un fútbol poco fluido y sólo claudicó con un tanto de rebote de Diego Costa. Además, cuando los de Carlos Queiroz se desplegaron, demostraron que atrás el equipo español no conseguía tener la solidez necesaria.
Con todo, el panorama para la jornada final del grupo era halagüeño y a los de Hierro les bastaba un empate ante una Marruecos eliminada para asegurar su cruce a octavos. La campeona del mundo de 2010 no aprovechó esa situación y un nuevo fallo atrás le lastró en otro partido donde, pese a comenzar bien, fue perdiendo fuelle poco a poco e incluso entró en el descuento perdiendo 1-2.
Entonces, un taconazo de Iago Aspas y el VAR lo volteó todo, aunque no las dudas de una selección que ahora tendrá que examinarse ante la anfitriona Rusia, un rival que en teoría es inferior, pero ante la que necesitará seguramente una mejor versión tanto en la sala de máquinas, donde Isco ha sido el mejor y necesitará más ayuda en un Iniesta que ha dejado destellos, y de un Silva lejos de ser el de la fase de clasificación, como en defensa.
un once casi inamovible Fernando Hierro ha optado en esta primera tanda de partidos por un bloque que apenas ha movido, con muy pocas variaciones en los equipos titulares y un estilo que no ha tenido ninguna modificación, con el toque por encima de un juego más directo.
En total, el preparador malagueño ha usado a 17 de sus 23 jugadores y seis de ellos han jugado los más de 270 primeros minutos: el portero David de Gea, los defensas Sergio Ramos, Gerard Piqué y Jordi Alba, y los centrocampistas Sergio Busquets e Isco, este, seguramente, el más destacado del combinado nacional. - E.P.