Por el alcohol, causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida!”. Así gritaba Homer Simpson, jarra de cerveza en mano y subido a unos barriles, en el final del episodio Homer contra la decimoctava enmienda de Los Simpson, aquel en el que el patriarca de la familia amarilla se convierte en el Barón de la Birra para luchar contra Rex Banner, una especie de Eliot Ness, y la Ley Seca instaurada de manera provisional en Springfield. En el caso de Jesús Manuel Corona (Hermosillo, 06-I-1993), centrocampista mexicano que milita en el Oporto, el alcohol, concretamente la cerveza, no le ha facilitado su trayectoria deportiva pero sí que le ha provocado, en cambio, más de un quebradero de cabeza. Es lo que tiene compartir apellido con una famosa marca cervecera.
Corona se formó en las categorías inferiores del Monterrey y pronto quedó claro que su velocidad, técnica y capacidad goleadora iban a permitirle acceder pronto al primer equipo. Lo hizo con 17 años y entonces llegó el primer problema. Desde que sufriera una importantísima crisis económica a finales de los 90, Monterrey es propiedad de Femsa, una multinacional mexicana que tiene uno de sus buques insignia en la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, gran rival en su país de... Corona. Ahí había un evidente conflicto de intereses.
Para la empresa no era nada cómodo que en la camiseta de su gran figura emergente la marca de cerveza que en ella se anunciaba, Carta Blanca, compartiera espacio con Corona, su gran rival. No podía hacer nada contra el hecho de que su apellido acaparara titulares en diarios y noticiarios, pero sí podía maquillar su identidad. Así las cosas, en la camiseta de aquel jovencísimo extremo o interior derecha Corona fue sustituido por Jesús C., al tiempo que le asignaron el apodo que le ha acompañado a lo largo de su carrera, Tecatito, que tiene su origen en otra de las cervezas que comercializa la empresa propietaria del club, la Tecate, una de las más consumidas en el norte del país.
Desde ese momento, dos aspectos de la vida de Corona trascendieron en los medios de comunicación mexicanos: al jugador ni le gustaba la cerveza ni le gustaba su nuevo apelativo, aunque no le quedaba más remedio que soportarlo. “Lo más importante es hacer las cosas bien, no cómo me llamen”, apuntaba resignado. Dejando al margen las anécdotas fruto de su apellido, fue ganando importancia en el equipo de los Rayados y en diciembre de 2012 destacó en el Mundial de clubes en el que el Monterrey acabó tercero. Su buen partido ante el Chelsea en semifinales y su gol en la final de consolación ante el Al-Ahly llamaron la atención de varios clubes europeos y finalmente fue el Twente holandés el que le fichó el siguiente verano por menos de cuatro millones de euros.
Así, a los 20 años, Corona cruzaba el charco para recalar en otra ciudad, Enschede, y en otro club, el Twente, con enorme influencia cervecera. Y es que la marca Grolsch tiene allí su principal fábrica y, además, posee un enorme peso específico en el equipo de fútbol, ya que es uno de sus grandes patrocinadores hasta el punto de dar nombre a su estadio. ¿Y qué ocurría? Que Grolsch era, y es, la gran rival en Holanda de Heineken, que dos años antes se había convertido en propietaria de Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, la dueña a su vez de... ¡Tecate! Así, Corona por fin pudo distanciarse del apodo que tan poco le gustaba -en su país lo siguen usando pese a todo-, volver a lucir su propio apellido en su camiseta y sus tres cursos en Holanda no solo le sirvieron para hacerse con un nombre en Europa, sino también para debutar con la selección absoluta de México en noviembre de 2014.
El siguiente verano, Corona dio otro paso al frente en su carrera al recalar en el Oporto, que pagó 10,5 millones por sus servicios. Pero, ¿qué patrocinador tenía presencia en la parte posterior de la camiseta de los Dragoes? Super Bock, otra marca de cerveza. Al menos, esta empresa no puso ningún problema para compartir espacio con el apellido del mexicano, que en estos últimos tres cursos se ha asentado tanto en el conjunto portugués como en su selección. Aún no ha podido debutar en el Mundial como consecuencia de unos problemas físicos, pero está llamado a ser un jugador vital para Juan Carlos Osorio.