BÉLGICA-TÚNEZ

moscú - “Todos siempre esperan mucho de Bélgica. Que siempre juguemos perfecto, que tengamos el 80 por ciento de posesión, que disparemos 50 veces a puerta y marquemos 40 goles”.

¿Puede Bélgica responder a las expectativas? Eden Hazard, la estrella de los Diablos Rojos se queja del nivel de exigencia al que se somete a su selección, un compendio de grandes jugadores, estrellas en sus clubes, que no acaban de cuajar cuando se reúnen.

Porque, por nombres, la selección belga debería estar entre las favoritas. Pero su pasado le persigue, acostumbrada a fallar cuanto mayores son los halagos.

Ahora, llega a Moscú, obligada a corroborar contra Túnez (Spartak Stadium, 15.00 horas), la buena imagen dada en la jornada inicial, cuando goleó a Panamá dando la impresión de que éste puede ser su torneo.

No es una situación nueva. Hace cuatro años se plantó en los cuartos de final como la gran amenaza para la Argentina de Leo Messi, pero no respondió como se esperaba (1-0). Hace dos, parecía una semifinalista segura de la Eurocopa y claudicó en cuartos ante la modesta selección galesa (3-1).

¿Qué ha cambiado entonces? En primer lugar, la madurez de sus estrellas. Hazard y Kevin de Bruyne saben qué deben hacer en cada momento dentro del campo. No tienen las lagunas de juego mostradas en los torneos anteriores.

Túnez, mientras, afronta el partido con la necesidad imperiosa de puntuar si no quiere correr la suerte de las otras tres selecciones árabes del mundial, eliminadas en la segunda jornada del mundial.

Maaloul ha decido darle la punta del ataque a Wahbi Khazri, liberado de las labores de defensa y presión en el centro del campo para aprovechar su velocidad y habilidad en el uno a uno.

Ambas selecciones se han enfrentado en tres ocasiones con los tres resultados posibles: empataron a uno durante el mundial de 2002; Bélgica ganó en Bruselas (1-0) en una partido amistoso previo a la copa del mundo de Brasil. - Efe