Rusia inauguró ayer el Mundial de fútbol, el primero que se disputa en Europa del Este, con una breve pero intensa ceremonia en la que Iker Casillas y Ronaldo, el brasileño, tuvieron un papel protagonista. “Deseo éxitos a todos los equipos y emociones inolvidables a los aficionados”, proclamó el presidente ruso, Vladimir Putin, desde la tribuna. El estadio Luzhniki, con capacidad para 81.000 espectadores, vistió sus mejores galas para abrir un torneo que a continuación echó a andar con la disputa del partido entre Rusia y Arabia Saudí, resuelto con un cómodo triunfo del equipo anfitrión.
En los aledaños del estadio la estatua de Lenin, el fundador de la extinta Unión Soviética, presidió la llegada de aficionados. Putin, que raramente ha pisado un estadio desde que llegara al poder hace 18 años, presidió una ceremonia en la que estuvo acompañado del máximo dirigente el fútbol mundial, Gianni Infantino. Entre los mandatarios presentes destacaron los presidentes de Bolivia, Paraguay y Panamá -debutante en un Mundial-, además de los dirigentes de países aliados del Kremlin y el príncipe saudí. Mientras, brillaron por su ausencia los líderes occidentales, que declararon el boicot a la ceremonia inaugural, que no al torneo, para no legitimar a Putin. Angela Merkel o Emmanuel Macron podrían asistir a partidos de la competición, pero los gobiernos del Reino Unido, Australia, Polonia, Dinamarca e Islandia ya han anunciado que no viajarán a Rusia.
Tampoco estuvo por motivos de salud el brasileño Pelé, considerado por muchos aficionados el mejor futbolista de la historia, pero sí el argentino Maradona, un gran admirador del presidente ruso. Real Madrid y Barcelona estuvieron representados por Emilio Butragueño y Josep María Bartomeu, escoltados por leyendas como Paolo Maldini, Carles Puyol, Faustino Asprilla, Diego Milito y Samuel Etoo, además de técnicos en activo como Mourinho o Wenger.
La ceremonia fue un cóctel entre los principales exponentes del alma rusa, la música clásica, las bellas artes y el ballet, y los nuevos ritmos de la cultura popular. La estrella del pop británico Robbie Williams fue el encargado de animar la fiesta y convertir el estadio en una discoteca.
Uno de los momentos culminantes fue cuando Williams y la soprano rusa Aida Garufillina -que a sus 31 años ha conquistado la Ópera de Viena- interpretaron juntos uno de los mayores éxitos del británico: Angels.
Iker Casillas, campeón mundial con España el Mundial de Sudáfrica de 2010, dio el pistoletazo de salida a la fiesta minutos antes de su inicio al traer al campo el trofeo que levantará en este mismo estadio el ganador del torneo. El portero madrileño estuvo acompañado de Natalia Vodiónova, la modelo rusa más internacional y que es conocida por sus actividades filantrópicas. También hubo referencias a Yuri Gagarin, el primer humano en volar al espacio, y la otra estrella invitada fue Ronaldo, el brasileño que ganó la Copa Mundial en 2002 y que protagonizó el simbólico saque inicial junto a la mascota del torneo, Zabivaka, aunque el exfutbolista solo amagó y fue un niño ruso el primero en tocar el balón, gesto que despertó la primera de las muchas que se esperan en Rusia 2018. El Mundial de fútbol ya ha comenzado.- Efe