parís - Garbiñe Muguruza no podrá disputar su cuarta final de Grand Slam porque a la hora de dar el paso se encontró con una pared llamada Simona Halep. La número 1 del mundo, que lo seguirá siendo el lunes, jugó ayer con mucha más energía y convicción en su plan y fue comiendo la moral poco a poco a la de Caracas, sin la frescura ni la determinación de otros días. La rumana ha jugado una final en el Abierto de Australia y dos finales de Roland Garros, pero aún no ha ganado ningún Grand Slam. Por lo que se vio ayer en la Philippe Chatrier, está perfectamente preparada para romper esa barrera.

Perder el primer juego al saque con una doble falta o desaprovechar tres bolas de rotura en el siguiente no eran un buen augurio para Muguruza y el partido no estuvo bajo su control. Halep corría y devolvía todo y ya se sabe que a la de Caracas le suele perder la impaciencia cuando sus tiros vuelven. La de Costanza se fue a un 6-1 en el primer set después de romper cuatro veces el endeble servicio de Muguruza, a la que le faltó mordiente en sus golpes y solo pudo convertir dos ganadores ante una jugadora que ha añadido recursos a su juego y no solo mandaba una bola más al otro lado, sino que cuando tenía que tomar la iniciativa tiraba con profundidad y mucha intención para arrinconar a Muguruza. “No he sabido igualar el nivel de ella. Quizá le he dado muchos puntos gratis muy rápidamente y enseguida se ha ido en el marcador”, analizó Muguruza tras su derrota.

riesgo sin premio La vasco-venezolana debía reaccionar y lo hizo en el segundo set cuando, en los peores minutos de su rival, tuvo un break de ventaja, que podía abrir un nuevo guion, hasta el empate a 4. Con Halep al saque, Garbiñe Muguruza no aprovechó otras tres oportunidades de rotura (solo dos de ocho al final) porque en el riesgo sus bolas no limpiaron las líneas y sí las de la rumana, que se adelantó por 5-4 y metió toda la presión a la campeona de 2016. La fe y la moral se le habían escapado a Muguruza, que, en la tónica de toda la tarde, entregó el juego con su servicio en blanco y el partido. “El 4-4 ha sido un juego decisivo porque no he podido aprovechar las oportunidades que he tenido”, lamentó la derrotada.

Su balance del torneo fue positivo. “Lo importante es estar aquí y jugar esos partidos. Al final uno saldrá bien, el otro no, pero lo importante es llegar a los últimos partidos, algún estaré en otra final”, comentó tras su primera derrota en una semifinal de Grand Slam. De aquí a tres semanas le tocará un reto muy importante ya que tendrá que defender el título de Wimbledon. “Es una superficie que al principio era difícil para mí. Luego me ha ido gustando más. He tenido mucho éxito en hierba”, comentó Garbiñe Muguruza, que se mantendrá como número 3 del mundo tras Roland Garros.

Al final, el resultado hizo justicia porque Simona Halep, cuyo juego se adapta perfectamente a la tierra batida, fue superior ayer en su segundo triunfo en siete duelo ante Muguruza, los dos en esta superficie, y se movió mucho mejor en la pista, con el hambre de quien sigue buscando su oportunidad en París. “Creo que saldré con más confianza porque tengo más experiencia. Pero en tenis nunca sabes lo que pude pasar”, señaló la tenista rumana que en 2014 perdió la final de Roland Garros ante Maria Sharapova y el año pasado ante Jelena Ostapenko. En enero cedió en el Abierto de Australia ante Caroline Wozniacki. “Esas veces perdí y nadie murió. Es otra buena oportunidad, pero hay que jugar”, dijo para quitarse esa presión que otras veces le ha perjudicado.

Halep jugará la final mañana a partir de las 15.00 horas ante Sloane Stephens, que venció por 6-4 y 6-4 en el duelo de estadounidenses a Madison Keys, igual que ocurrió la final del último US Open. La vencedora de ayer buscará, por tanto, su segundo título de Grand Slam después de haber vuelto a su mejor nivel tras superar un periodo de lesiones que le hizo rezagarse en el ranking mundial. El lunes será la número 4.