París - A Garbiñe Muguruza le gusta París, le gusta Roland Garros y le gusta la Philipp Chatrier. Lució un sol primaveral en la capital de Francia y la jugadora vasco-venezolana se cargó de energía positiva para protagonizar una exhibición ante Samantha Stosur, a la que venció por 6-0 y 6-2 en una hora y dos minutos, y meterse por quinto año seguido en los octavos de final del Grand Slam. “No quería darle ningún tipo de oportunidad y quería desde la primera bola tomar el control del partido”, explicó después.

Una vez en la segunda semana todo es posible y Muguruza ya sabe lo que es ganar en el magno escenario que corona el Bois de Boulogne. “Eso no te hace meter la pelota dentro, pero sí te das un plus de confianza en tus posibilidades”, comentó la de Caracas, que vuelve a disfrutar del torneo después de que el año pasado acusara la presión de la defensa del título. Y eso se nota en su tenis fluido y certero que alimenta sus expectativas.

Stosur no pudo contrarrestar los tiros agresivos y profundos de Muguruza, cuyo único desliz llegó cuando entregó su saque en blanco para el 2-2 del segundo set. Pero su reacción fue inmediata y la australiana, finalista en París en 2010, sufrió la voracidad de una tenista que destapa el tarro de su mejor juego donde otras se encogen. “Sé que puedo ganar aquí porque ya lo he hecho, pero no sería inteligente pensar más allá de Lesia Tsurenko”, previno. La ucraniana de 29 años, que eliminó a Magdalena Rybarikova, será su rival mañana en busca de los cuartos de final. “Sé que se puede jugar mejor”, aseguró Muguruza, a quien le está sentando bien madrugar en París para jugar en los primeros turnos.

Un rato más tarde, Rafa Nadal salió a la pista central de Roland Garros, la pista que domina como si fuera suya, para un duelo ante Richard Gasquet en el que los franceses esperaban mucho de su compatriota. Demasiado, quizás, porque fue un visto y no visto porque menos de dos horas después el diez veces campeón se había anotado su decimosexto triunfo en dieciséis duelos ante su compañero de generación y amigo, pese a todo: 6-3, 6-2 y 6-2. Nadal facturó 37 golpes ganadores, solo cedió dos bolas de rotura en el primer set y siguió un plan milimétrico. En los tres sets gozó de ventajas de 4-0 y eso le permitió manejar la situación sin ningún apuro. Gasquet tiene talento, pero sufre ante las bolas altas y profundas que le manda el balear, y de nuevo se vio condenado a la derrota en un mal día para el tenis masculino francés ya que, además de Gasquet, perdieron Lucas Pouille, Gael Monfils y Pierre-Hugues Herbert y no queda ningún jugador local en el cuadro individual.

Ajeno a ello, Nadal sigue su camino. “He jugado muy bien. Lo siento por Richard porque es amigo y una buena persona”, afirmó tras sumar 233 triunfos en Grand Slams, con lo que iguala a Jimmy Connors. Su próximo rival será un miembro de esa NextGen a la que la ATP está poniendo en valor quizás de forma prematura: Maximilian Marterer, zurdo alemán de 20 años. “Tiene potencial, una buena derecha, le pega fuerte y es un rival difícil que va a más, pero yo cada día estoy jugando mejor”, apuntó Nadal, que este fin de semana ha recibido los consejos de su tío Toni, que se ha dejado ver en París y ha vuelto a cruzar bolas con el número 1 del mundo.

Por la parte del cuadro de Nadal siguen avanzando, curiosamente, los cañoneros: Marin Cilic, Kevin Anderson, Juan Martín del Potro y John Isner están en octavos de final.