“Vino a disculparse”, dijo Sebastian Vettel, “tenía quince vueltas por delante, era más rápido que yo. Le he dicho que ha tirado un podio”. Así explicó el líder del Mundial el incidente con Max Verstappen cuando rodaba en segunda posición y las palabras que mantuvieron al concluir el Gran Premio de China.
Verstappen venía protagonizando la actuación más destacada en Shanghái. Cuando rodaba cuarto, a pesar de la posición, por ritmo estaba en condición de ganar la carrera. Pero sus ansias al tratar de apoderarse del segundo puesto sobrepasaron a su talento, incuestionable este por otra parte.
En la salida, el holandés arrancaba quinto. En apenas dos curvas escaló al tercer lugar. Impecable. Imperioso. Desde esa posición, su papel cobraba otra dimensión.
La carrera fue consumiendo kilómetros hasta que llegó el incidente de los Toro Rosso, lo cual aprovechó Red Bull para vestirse neumáticos blandos y alzarse como el monoplaza más rápido en China. Aún restaban 25 vueltas de las 56 programadas. Verstappen, quinto a esas alturas, contemplaba además una caravana de cuatro rivales separados por centímetros. Un trenecito. Se iluminó su ambición. El resultado de la simulación de carrera de los ingenieros de Milton Keynes proponía a Verstappen como vencedor -de hecho, ganaría su compañero Ricciardo, que en ese momento rodaba quinto-. ¡Al asalto entonces!
Brotó así la figura de Mad Max, como le apodan a Verstappen, el chico malo de la parrilla, a sus 20 años la gran joya, presente -cuando controla sus ansias- y futuro de la F-1 -si logra frenar su visceralidad-. Pero impulsivo como es, empezó a cometer errores de precipitación. Al tratar de ganar la cuarta plaza de Hamilton se fue a la grava. No padeció consecuencias. Su frenesí le alcanzó para recuperar y ascender a la tercera posición para acosar a Vettel, segundo. Solo atisbaba dos obstáculos en su ímpetu de triunfar. Vuelta 42. Pero no supo contenerse y atacar en el momento oportuno. La impaciencia le llevó a la imprudencia. Buscando un hueco inexistente, asumió riesgos y se empotró contra el alemán. Ambos quedaron girados en la pista. Esta vez sí, la factura fue una penalización de 10 segundos. Con todo, firmó la quinta plaza. Al término ofreció disculpas y recibió reproches. El asesor de Red Bull, Helmut Marko, se aisló con el joven para abroncarle. “Hemos perdido un 1-2 (un doblete). Le he dicho que llegará su momento, que no se exceda”, explicó el jefe, que busca cincelar un Good Max con perfil de campeón.