No hay tiempo para las celebraciones en la pelota. El pasado domingo José Javier Zabaleta vivía en sus carnes la gloria de la txapela con su consecución del título del Parejas de Primera. Cinco días después, inicia su andadura en el campeonato. Sin descanso para asimilar el reciente éxito conseguido es la hora de volver al trabajo e iniciar su siguiente objetivo: el Manomanista de Primera. El etxarrendarra fue el mejor zaguero del campeonato y fue creciendo con el paso de los partidos hasta llegar a dominar la final con mano de hierro. Esas dotes que le ayudaron a gobernar en estos meses no serán decisivas a partir de hoy. El mano a mano exige cambiar el chip drásticamente. Otra manera de afrontar los partidos. Sin ayuda y solo ante el peligro. La primera piedra de toque para Zabaleta en el Manomanista será Jon Ander Albisu, hoy a partir de las 20.30 horas en Ataun. El gran poder de los dos guardaespaldas serán los protagonistas del comienzo del nuevo capítulo de la pelota.
Los ritmos de la pelota profesional llevan a vivir a los pelotaris a toda velocidad. Llegar hasta las finales significa tener menos tiempo para preparar el siguiente campeonato. Es parte de la disciplina. El precio del éxito. Zabaleta no solo viene de ganar la final del Parejas, al día siguiente también se vistió de blanco para formar parte del estelar de Zumaia. El partido de hoy del Manomanista será el tercero en menos de una semana para el navarro. “En cinco días me van a tocar tres partidos. Es poco tiempo para preparar el mano a mano y a ver si nos sale un buen día y podemos jugar un poco vivos”, comenta. Con apenas entrenamiento específico en el cuerpo, el etxarrendarra tendrá como rival a un pelotari que quedó fuera del Parejas en la liguilla de los cuartos de final y lleva desde febrero con la mirada puesta en el Manomanista.
Aunque lo que no ha podido ganar en entrenamientos, lo ha ganado en confianza. La moral de Zabaleta está por las nubes. Terminó el Parejas con un nivel de juego sobresaliente. Mucha pegada en sus dos brazos y velocidad en las piernas. Solo una pequeña torcedura de tobillo en la final encendió ligeramente las alarmas, pero todo quedó en un susto y el incidente no fue más allá. “Me encuentro bien tanto de manos como de físico. Estoy muy contento con la victoria del domingo y con ganas de, por lo menos, mejorar el nivel del año pasado y hacer un buen partido”, declara. En el último mano a mano, Zabaleta estuvo muy lejos de su mejor versión y cayó derrotado por 22-3 ante Aitor Mendizabal.
Lucha de potencia El enfrentamiento de esta tarde será muy diferente al de la edición pasada para Zabaleta. El zaguero de Etxarren no tendrá que medirse ante un delantero con muchísimas armas en los cuadros alegres y acostumbrado a disfrutar de los momentos de enredo. Será un duelo de potencia. Dos zagueros con características similares. La pegada como arma principal. “Jon Ander es un gran pegador y un rival complicado. Le da terrible a la pelota, aunque sí que igual es un poco más cómodo que jugar contra un delantero, porque estos le pegan mucho delante”, explica el de Etxarren.
La victoria en este enfrentamiento trae más que el pase a los octavos de final. El triunfo viene con el envenenado premio de tener como rival a Aimar Olaizola, uno de los rivales más peligrosos en la distancia, pero al mismo tiempo más deseados por la mayoría de los manistas debido al legado que deja cada día dentro del mano a mano. “Si hacemos un gran partido y podemos ganar, sería un premio jugar contra uno de los mejores que ha habido en el mano a mano”, afirma Zabaleta, que aun así tiene claro que el posible duelo ante el goizuetarra está demasiado lejos y ahora mismo “solo pienso en mirar al partido de hoy”.