SEVILLA - El Bayern, campeón matemáticamente de la Bundesliga, espera unir hoy a ese logro el de su pase a una nueva semifinal de la Champions, lo que tiene muy favorable tras el 1-2 de la ida en Sevilla, aunque el cuadro hispalense no renuncia a la proeza y a seguir haciendo historia.
El conjunto bávaro ve cerca la clasificación para su sexta semifinal en siete temporadas, pero no se fía, pese a que llega a la cita en un gran estado de forma. El capitán, Thomas Müller, bromeó diciendo que las celebraciones fueron las propias de un equipo que “acaba de ascender a quinta división”. La razón de esa continencia es clara.
La novedad positiva para los bávaros ha sido el regreso a los entrenamientos del lateral izquierdo David Alaba, que había tenido problemas en la espalda y fue baja tanto en la ida como en el duelo contra el Augsburgo. El austríaco podría ser la novedad en el partido junto a Vidal, que tampoco estuvo en el Sánchez Pizjuán.
En vista de la ventaja que implica el resultado de la ida tampoco se puede descartar que Heynckes de descanso a alguno de los jugadores que están apercibidos y que suelen ser titulares como Joshua Kimmich, Jerome Boateng, Franck Ribery o Robert Lewandowski.
Ante el coloso germano, que además tiene unos números como local que son temibles, el Sevilla apela al orgullo, trabajo e ilusión para darle la vuelta a la situación.
Para ello, se pone como ejemplo el 1-2 logrado en los octavos de final de este torneo en el estadio Old Trafford ante el también poderoso Manchester United.
El problema es saber qué Sevilla se verá en el Allianz Arena, el que tutea a United, Bayern o al Barcelona o el que muestra carencias en todas su líneas en otros partidos ante rivales a priori menos exigentes en Liga. El entrenador de la formación andaluza, el italiano Vincenzo Montella tiene disponibles a veintitrés jugadores, con la única baja del central danés Simon Kjaer. - Efe