Maxime Monfort es un ciclista belga de 35 años que nunca ha corrido el Tour de Flandes. Por contra, ayer inició su decimotercera Itzulia consecutiva, una cita a la que no falta desde 2005. “Entonces estaba en un equipo pequeño (el Landbouwkrediet-Colnago) y no podía correr aquí”, recuerda en pleno paseo de Zarautz. A su lado, escucha atentamente, también con el maillot del Lotto Soudal, el joven Rémy Mertz. Solo tiene 22 años y ahora comparte equipo con quien fuera su ídolo, el propio Monfort. “Cuando era junior gané una carrera que lleva su nombre y me entregó el premio de 500 euros para gastar en material”.

Los dos son valones y se expresan en francés, idioma que utilizan para comunicarse en privado. Así quedó demostrado hace dos semanas cuando Mertz fue incluido en el siete del Lotto Soudal para la Itzulia y publicó en las redes sociales el mensaje (vía Whatsapp) de felicitación de Monfort. “Enhorabuena. Acabas de ser seleccionado para la carrera ciclista más dura del mundo”. Reunidos por este periódico antes de comenzar la primera etapa, veterano y debutante en la ronda vasca comentaban ayer la anécdota. “Me sorprendió la inclusión de Rémy en el equipo. Es su segundo año como profesional y está progresando. En septiembre terminó la Vuelta a España. Pero...”. Pero la Itzulia es la carrera “más dura del mundo”. “Si solo tienes en cuenta las pruebas de una semana, seguro que sí. Cuenta siempre con un recorrido difícil y vienen corredores más bien escaladores. Los puertos se suben rápido pero casi nadie queda descolgado”, expone Monfort.

A Mertz también le sorprendió que sus directores recurrieran a él para la ronda vasca. “Mi primer objetivo de la temporada consistía en llegar bien preparado a las clásicas de las Ardenas”, región de la que proceden tanto él como Monfort. “Esta Itzulia me va a servir para llegar allí en un buen estado de forma, con un punto que no pude coger el año pasado”, explica el joven ciclista minutos antes de tomar la salida en Zarautz.

Se aprestaba entonces Mertz a vivir una experiencia de máximos, en cuanto a dureza y también en lo ambiental. De eso Monfort también la había avisado. “La afición vasca es la mejor del mundo”, defiende el veterano con la misma contundencia que había mostrado antes para subrayar el carácter exigente de la Itzulia. “En Euskadi, cuando te quedas descolgado y subes un puerto a diez minutos de la cabeza, la gente te anima por tu nombre”. Palabra de belga, palabra de un corredor cuyo país es considerado La Meca del ciclismo. “No es lo mismo. Allí la gente tiene otra mentalidad”. Convierten sus carreras en una fiesta. Llenan las cunetas cada primavera para vivir in situ cualquier clásica que se precie. Pero sus conocimientos acerca del pelotón profesional resultan más limitados. No reconocen a los corredores como lo harían ayer en Elkano con Monfort (127º en Zarautz), y como lo harán en un futuro con Mertz (128º).

el mensaje. Ocurrió el miércoles 21 de marzo. Rémy Mertz disputaba aquel día la clásica de La Panne. Y Monfort estaba en la Volta a Catalunya. Comunicó el Lotto Soudal la inclusión del joven en la alineación de la Itzulia, y Monfort le envió la famosa felicitación. “Es agradable recibir un mensaje así de tu compañero de equipo. Próxima parada, País Vasco”, escribió Mertz en Twitter, adjuntando una captura de pantalla de su teléfono. Foto: DNA