Vitoria - La vida no ha sido un camino sencillo para Tarek Fejjar. Nacido hace 23 años (15-1-1995) en Bilbao, un problema congénito en las extremidades inferiores que le obliga a utilizar sendas prótesis para poder caminar convirtió cada nueva etapa de su crecimiento en un desafío mayúsculo. Sin embargo, estas dificultades de ninguna manera provocaron que se rindiera. Con la tenacidad y el esfuerzo por bandera fue superándolas y, de repente, una puerta inesperada se abrió para mostrarle la senda a la que es su gran pasión desde entonces, la esgrima. “Un día con 16 años le dije a mi madre que quería probar y me enganchó desde el primer momento”.

Ha transcurrido algo más de un lustro y lo que en un primer momento no pasó de simple curiosidad se ha convertido en una actividad fundamental en su vida, convirtiéndose en un consumado tirador paralímpico. En su sobresaliente expediente deportivo brillan con luz propia el título de campeón de España y el subcampeonato del mundo sub’ 23. Desde 2016 Tarek estudia Historia en la Facultad de la UPV de Vitoria, por lo que ha trasladado su residencia a la capital alavesa y esta mudanza le ha llevado también a integrarse en el SAARVI (Sala de Armas de Vitoria), uno de los dos clubes de esgrima de la ciudad, con el que entrena y compite desde que arrancó el año.

Pero el arte de la espada es mucho más que un mero deporte para Fejjar. “Está claro que uno de los motivos para practicarla es la actividad física pero la competición y los resultados no son ni mucho menos mi prioridad. La esgrima para mí supone un conjunto de cosas más profundas. Es algo complicado de poder explicar pero me llena”, reconoce con una mueca de impotencia al no encontrar las palabras para describir unos sentimientos que, sin embargo, resultan evidentes en su intensa mirada.

Y es que cuando toma posición sobre la silla de ruedas en la que compite y empuña con su mano izquierda la espada -en ocasiones también el florete y el sable-, este vitoriano adoptivo entra de lleno en su particular paraíso personal.

“Este deporte es una combinación de fuerza, velocidad, técnica y táctica. Hay que conjugar muy bien todos los apartados porque, si descuidas uno, el adversario te va a cazar y el margen de error es prácticamente inexistente”, explica Tarek. Y esa es precisamente una de las peculiaridades de la versión adaptada de la esgrima. Mientras que en su formato clásico la posibilidad de usar las piernas concede a los contendientes cierto margen para escapar de las acometidas rivales, en la modalidad paralímpica los tiradores se encuentran en una posición fija.

“Competimos con las sillas de ruedas enfrentadas y ancladas al suelo con un mecanismo de sujeción de manera que nuestros únicos movimientos de ataque y esquiva pueden ser con el tronco. Eso implica que los combates son de una intensidad máxima, porque no hay espacio material para evitar los tocados”, significa. Por todo ello, el trabajo de entrenamiento previo resulta fundamental para poder afrontar con opciones el examen de la competición. Y es ahí donde Fejjar no escatima el esfuerzo. “Además de la calidad y la rapidez de mano que tiene, lo que más destacaría de él sin duda es la capacidad de sacrificio y entrega que tiene. Conozco a pocos tiradores que estén dispuestos como él por ejemplo a venir a entrenar antes y realizar rutinas de trabajo y ejercicios en solitario para mejorar su rendimiento”, significa Juan Hurtado, maestro de esgrima y entrenador del SAARVI que trabaja codo con codo con él desde hace unos meses.

Una dedicación que, además, se encuentra con varios obstáculos que Tarek ha tenido que esforzarse por superar. Porque el hecho de que no haya más practicantes de esgrima en silla de ruedas en Vitoria ha supuesto un desafío añadido y le ha obligado a ingeniárselas para poder continuar disfrutando de su sueño. Remedando el proverbio de Mahoma y la montaña, el joven tirador vizcaíno acude al centro cívico de Salburua, su lugar de entrenamiento, provisto de dos sillas de ruedas. Una para su propio uso y la otra para que la utilice su entrenador o alguno de los otros integrantes del club, que practican la esgrima convencional. Una experiencia que sin duda les enriquece y de la que ambas partes salen beneficiadas, tanto a nivel deportivo como humano.

Así, superando los obstáculos que se ha ido encontrando en el camino de la vida desde que nació, Tarek Fejjar continúa consiguiendo tocados de pasión y tesón con su espada y su espíritu de superación como grandes armas. El Campeonato de España del próximo mes de marzo en A Coruña y el Mundial que tendrá lugar en Varsovia en julio son sus próximas citas. Y por supuesto, en el horizonte, los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020. ¡En guardia!

Inicios. A los 16 años quiso probar esta disciplina en Bilbao, su ciudad natal, y se enganchó desde el primer día.

Traslado. Desde 2016 cursa estudios de Historia en Vitoria, por lo que ha trasladado su residencia a la capital y compite con el club Sala de Armas de Vitoria.

Éxitos. Sus mejores resultados hasta ahora son el título de campeón de España y el segundo puesto en el Mundial de esgrima paralímpica en categoría sub’ 23.

Próximos retos. En marzo participará en el Campeonato de España y en julio en el Mundial de Varsovia. Los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020 son la gran ilusión para el futuro a medio plazo.