Vitoria - Metro a metro, brazada a brazada, relevo a relevo... Así hasta completar los 140 kilómetros previstos en el singular reto. Y todo, otra vez, por una causa humanitaria, solidaria si se prefiere, con destino India, donde la Fundación Vicente Ferrer trata de levantar una residencia-taller para albergar a 70 mujeres. India y Vitoria, tan lejos pero tan cerca. Posible y real por la obra e ilusión de la condición humana, de un grupo de soñadores nacidos en Vitoria y amantes del agua que en su día decidieron seguir la estela de Christian Jongeneel, fundador de Brazadas Solidarias, y empeñarse en querer cambiar el mundo a partir de algo tan básico como la natación. Primero lo hicieron en las aguas del pantano de Landa -Kedada Solidaria Zuhatza, la llamaron-, una iniciativa que el próximo 17 de junio celebrará su cuarta edición, pero como quiera que aquello les supo a poco y que aguardar un año hasta la próxima ocasión se les hacía eterno, acortaron los plazos e idearon una nueva “locura” que uniese deporte y solidaridad. Y así se lanzaron a las aguas de la piscina olímpica de Mendizorroza, donde el pasado domingo volvieron a dar muestra de la fortaleza humana. En este complejo organizaron un singular reto que bautizaron como 100x100 solidario, consistente en completar por equipos una distancia de cien metros durante cien veces, una soberana paliza en beneficio de un proyecto de integración social en una de las zonas más pobres de la India.
Al igual que en anteriores ocasiones, las previsiones de la organización en cuanto a número de inscripciones volvieron a quedarse cortas ya que fueron 14 los equipos -de diez nadadores cada uno- que finalmente tomaron parte en una competición que duró cerca de tres horas. 140 personas y 25 voluntarios que bien podrían haber sido muchos más si no fuera por las limitaciones propias de dicha instalación pero que resultaron suficientes para obtener una recompensa tan bonita, casi 4.000 euros y 380 kilos de alimentos para el Banco de Alimentos de Álava que dejaron entre organizadores y participantes una magnífica sensación. “No podemos más que sentirnos maravillados por el poder de convocatoria que cada año está ganando Brazadas Solidarias Euskadi y orgullosos de la generosidad y las ganas de pasarlo bien que tiene la gente de esta tierra. Nuestro más sincero agradecimiento para todos ellos, nadadores, colaboradores y patrocinadores”, destacaba ayer a este periódico con gran satisfacción un miembro de la organización.