Duración: 66:47 minutos de juego.
Saques: 1 de Olaizola II (tanto 7).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 482 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 10 de Olaizola II, 12 de Irribarria y 2 de Merino II.
Errores: 2 de Olaizola II, 4 de Untoria, 4 de Irribarria y 5 de Merino II.
Marcador: 1-0, 1-1, 2-3, 3-3, 7-4, 8-5, 8-6, 9-6, 9-7, 10-7, 11-8, 11-11, 12-14, 12-15, 13-17, 13-18, 14-19, 19-19, 19-20, 20-20 y 22-20.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Pablo Berasaluze (con Olaizola II-Untoria) y Jon Apezetxea (con Irribarria-Merino II).
Incidencias: Partido correspondiente a la sexta jornada de la liguilla de cuartos de final del Campeonato de Parejas de Primera de la LEP.M disputado en el frontón Beotibar de Tolosa. Lleno. En el primer partido, P. Etxeberria-Merino ganaron a Errandonea-Lasa IV (15-18). En el tercero, Mendizabal III-Erostarbe vencieron a Darío-Tolosa (22-15).
TOLOSA - Aimar Olaizola, amasijo de genio, levantaba la mirada. Por detrás, Álvaro Untoria le lanzaba un suspiro. Era el cartón 22, el fin de la agonía de un encuentro del Parejas que tuvo de todo. Lanzó el vistazo el goizuetarra tras una exhibición, en un choque completísimo, trazado en la medida de su talla, a los 38 años, tan gigante como una montaña. El Coloso en Rodas. Un titán. El delantero navarro, leyenda en activo, manos de trueno, alma de arquitecto, tomó el mando y sacó galones en una cita desnivelada hacia el lado de Iker Irribarria y David Merino hasta apenas tres centímetros de meta. Entonces, la figura de Olaizola, en buena línea durante toda la contienda, comenzó a alargarse como su palmarés. Una sombra gigantesca. Más vidas que mil gatos.
Lo hizo cuando pintaban bastos, Untoria estaba desmadejado a base de actividad y sus contrincantes asomaban con aire autoritario. En ese clima, Olaizola se puso imperial. Tierra quemada en el Beotibar de Tolosa. Aimar se ató a sí mismo -paso atrás, paso adelante- y revertió las tornas. Fue en un duelo de tres partes. En la primera, dominio colorado; en la segunda, el despegue de los azules, y en la tercera, el éxtasis. Dados y naipes para el rey del guion.
Con el 13-19 en el luminoso, el tramo en el que Aimar tomó riesgos, el zaguero de Nájera había sido el más activo del cuarteto y los pelotazos de potencia de Irribarria y la largura de Merino II le estaban haciendo trizas. Al final, con el 22-20, Olaizola II se retiró al vestuario con más pelotazos en su cuenta. Cuando entró en juego, cambió el signo del encuentro. Por gracia y obra de Aimar. Formidable.
Si bien los primeros compases fueron de Irribarria-Merino II (1-3), una tacada de seis tantos, en los que el navarro actuó con trabajo y sentido, dio alas a los de Asegarce. Untoria, que sustituía al lesionado Imaz, puso más trabajo que golpe.
Sin embargo, la combinación azul, en buena lid hasta la debacle final, supo recomponerse. La hoja de ruta estaba clara: eliminar a Aimar y, de paso, atropellar a Untoria. ¡Eureka! El riojano comenzó a hacer aguas. Solo la magia de Olaizola frenó el órdago y mantuvo la compostura en el marcador.
El 11-7 fue el último instante de gloria colorado. Fin del primer episodio. Irribarria y Merino II, sensacionales en la elaboración, establecieron su patrón a hierro y fuego. Sin más. Untoria vio el precipicio. Trató de aguantar. No hubo respuesta. Le falló la cobertura en los cuadros largos, mientras observaba la espalda del de Villar de Torre, bien plantado, mandón. El zurdo de Arama, entretanto, jugueteaba con el remate y medía fuerzas. Serio y revoltoso, un poco de cada, lo justo para salpimentar el juego y acabar con una bonita hoja de ruta.
Pero sin el punto, porque Aimar frotó la lámpara. Un parcial de 2-12 y una sensación de golpe en la mesa de los de Aspe quedaron abortados por el goizuetarra. ¡Al rescate! Lo hizo tras recuperar oxígeno con dos fallos azules -uno por barba- seguidos. Aimar encontró El Dorado en el txoko. Los azules se estrellaron. El hundimiento. Ni frenaron ni sacaron fuego. Estéril la distancia, 19-19, volvieron a tomar el saque con una dejada al ancho de Irribarria. Un yerro de Merino fue el contrapunto. Y Olaizola II no perdonó. Dos tantos más en un partido para enmarcar. Punto al bolsillo.