MADRID. El año 2017 se despidió con el fallecimiento de tres grandes figuras del deporte, el motociclista español Ángel Nieto, el futbolista francés Raymond Kopa y el boxeador Jake Lamotta, un trío de mitos que se despidió para siempre para dejar un vacío insustituible.

La desaparición más inesperada fue la de Ángel Nieto. Un accidente en Ibiza mientras pilotaba un quad, acabó con la vida de un mito del motociclismo que fue 13 veces campeón del mundo (7 de 125 centímetros cúbicos y 6 de 50) entre 1969 y 1984.

Después de 70 años se apagó la llama de Nieto, que durante una semana mantuvo en el hospital una lucha por la vida que no consiguió superar el 3 de agosto, cuando se certificó su fallecimiento a causa de un edema cerebral masivo.

El legado de Nieto va más allá de sus títulos deportivos. El 12+1 veces campeón del mundo, como él decía por superstición, dejó huérfanos a una legión de seguidores y, sobre todo, inspiró a las siguientes generaciones de pilotos que posteriormente dieron multitud de alegrías al motociclismo español. Por eso, se multiplicaron los homenajes hacia su figura en todo el circuito.

También los tuvo Giacobbe "Jake" Lamotta, el boxeador estadounidense de ascendencia italiana que mereció una interpretación legendaria de Robert De Niro en la película "Toro Salvaje" dirigida por Martin Scorsese.

Ese era el apodo por el que era conocido y con el que llegó a ser campeón del mundo de la categoría de los pesos medios después de ganar en 1949 al francés Marcel Cerdan. Tras esa victoria, a Lamotta se le reconoció su dignidad en las derrotas. Las más recordada, la de la "Matanza de San Valentín", como se conoció a la pelea contra Sugar Ray Robinson, su gran rival, y que fue una de las más sangrientas que se recuerdan.

Lamotta perdió, pero aguantó de pie, como prometió antes del combate en uno de los enfrentamientos más legendarios de la historia del boxeo. No sólo será recordado por su legado deportivo. También será recordado por su carácter. Cuando vio su película, se produjo una escena descriptiva. Le preguntó a su exmujer Vickie: "¿De verdad yo era así?". Ella respondió: "Eras aún peor". 37 años después esa conversación, se despediría a los 95 años.

En el mundo del fútbol, el fallecimiento más significativo fue el de Raymond Kopa, leyenda del fútbol francés que llegó a jugar en el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, con quien ganó las Copas de Europa de 1957, 1958 y 1959. Además, mientras militó en el club blanco, ganó el Balón de Oro de 1958.

La revista France Football le eligió tercer mejor jugador francés del siglo XX. Se ganó ese honor gracias a su fútbol exquisito, con un regate excelso y unas cualidades innatas con las que antes triunfó en el Stade de Reims y en la selección francesa, a quien condujo a la tercera plaza en el Mundial de Suecia 1958. El fútbol lloró su perdida el 3 de marzo, cuando se fue a los 85 años.

En España, aparte de la desaparición de Kopa, también se despidieron otros nombres que no hay que olvidar. Entre ellos destacan los del jugador del Atlético de Madrid Feliciano Rivilla y el de Manuel Sanchis, defensa del Real Madrid en los años 60 y 70.

Ambos coincidieron en el tiempo y el primero fue un lateral moderno que se adelantó a su época y que ganó la Eurocopa de 1964 con la selección española. Rivilla fue el lateral que atacaba a Gento. Con 81 años, el 6 de noviembre, dijo adiós.

Sanchis, padre de Manolo Sanchis, formó parte del Real Madrid "yé yé" que ganó la Copa de Europa de 1966. Jugó en el club blanco entre 1964 y 1971, etapa en la que también ganó cuatro ligas y una Copa del Rey. Una parte de la historia del Real Madrid desapareció el 28 de octubre a los 79 años.

También destacaron el fallecimiento de Janusz Wojcik, seleccionador polaco que perdió la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 contra España; de Santiago "Isasi" Salazar, que formó parte de los "Magníficos" del Zaragoza; y de los jugadores del Real Madrid Yanko Daucik y Henning Jensen, delantero checo de los años 60 y primer danés de la historia en el club blanco, respectivamente.

En el capítulo de dirigentes, el Valencia lamentó la muerte de Jaime Ortí, presidente de la entidad entre 2001 y 2004, la edad de Oro del club, en la que consiguió dos Ligas, una Copa de la UEFA y una Supercopa de Europa.

En el Barcelona, dijeron adiós Jaume Llauradó, ex vicepresidente del club y Agustí Montal, el presidente que fichó a Johan Cruyff en 1973, mientras que en el Real Madrid falleció Luis Gómez Montejano, que llegó a lo más alto de la entidad blanca entre el 26 de abril y el 3 de julio de 2006.

El ciclismo vivió la tragedia de Michele Scarponi, ganador del Giro de Italia en 2011 y que falleció el 22 de abril a los 37 años tras ser arrollado por una furgoneta mientras se entrenaba para competir en la carrera transalpina.

Aparte de la desaparición de Ángel Nieto, el motociclismo también lloró la del estadounidense Nicky Hayden, que en el mes de mayo fue arrollado por un automóvil mientras entrenaba en bicicleta en la localidad italiana de Rimini. El 22 de mayo, a causa de la gravedad de sus heridas, falleció el campeón del mundo de Moto GP en 2006.

La checa Jana Novotna marcó el paso de las desapariciones en el mundo del tenis. Con 49 años, falleció la campeona de Wimbledon en 1998, finalista en el mismo torneo en 1993 y 1997 y del Abierto de Australia en 1991. El cáncer acabó con su vida tras una larga pelea.

Y en el mundo del olimpismo, la desaparición del legendario levantador de pesa turco-búlgaro Naim Süleymanoglu, tres veces oro olímpico en halterofilia, fue la más llamativa de todo 2017. Apodado "el Hércules de Bolsillo" por su pequeña estatura (1'47 metros de altura), consiguió subir a lo más alto del podium en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996. Una cirrosis acabó con su vida.