Pese a ser derrota, el partido del pasado fin de semana del Deportivo Alavés en el Metropolitano se adscribe a la línea positivista del equipo en las últimas semanas, desde la locura de Gerona. La reconstrucción del Glorioso ha tenido tres fases. Anímica en Montilivi, aritmética contra Las Palmas y futbolística contra el Atlético de Madrid. La suma de las tres ha transformado a un equipo malísimo, probablemente el peor de toda la categoría, en un conjunto con una idea clara, un plan de juego y la revelación de que puede competir por la salvación, algo que hace apenas dos semanas parecía una locura. Por la altura del rival, fue el Alavés más serio de toda la temporada. Por más que contra el Real Madrid tuviera un arrebato de orgullo o frente al Valencia cuajara una buena segunda parte, fue contra el Atlético de Madrid cuando se empezaron a insinuar algunas trazas de equipo con posibilidades de alcanzar su objetivo. Abelardo planteó un partido interesante en el que en combinó la presión más alta con el repliegue en bloque medio, nunca llegando a apostarse muy cerca de su área hasta la última media hora, como solía ser habitual con el difunto De Biasi. Alejar a Griezmann de las zonas de peligro y dejar demasiado la pelota en los pies de Thomas fueron algunas de las claves de la primera parte. Con un Alavés estrecho, Simeone buscó la amplitud con los laterales y por ahí acabó ganando el partido en una gran acción de Correa dividiendo, Vrsaljko explotando la zona blanda del equipo de Abelardo y Torres marcando su gol trimestral.

Más allá del partido contra el Levante en la era De Biasi y el anterior contra Las Palmas, fue la primera vez en toda la temporada en la que los jugadores del Alavés contaron con un plan de su entrenador que les hizo la vida más fácil, enmascaró sus debilidades y potenció las pocas virtudes que hoy en día tiene el Alavés. Maripán, por ejemplo, hizo un encuentro sobresaliente porque se jugó en unos términos que favorecieron sus características de buen cabeceador y marcador. La presión del Alavés sobre la salida del balón obligó al Atlético (que no tiene ningún problema en hacerlo) a buscar balones aéreos que el chileno dominó. También fue decisivo para no dejar girarse a Griezmann. Lo que casi nunca tuvo que afrontar Maripán fueron carreras a campo abierto con ninguno de los dos delanteros franceses, mucho más rápidos que él. Griezmann, el jugador más desequilibrante del Atlético, apenas pudo jugar de cara a portería. Su paso por el partido fue testimonial porque el plan del Alavés le llevó a situaciones en las que no se encuentra cómodo. La parte ofensiva del plan de Abelardo se basó en Burgui y Pedraza, con Munir e Ibai, cada uno a su manera, validando con ataque lo planteado sin balón y a nivel posicional. El hispano-marroquí es otro de esos delanteros cuyo punto débil parece marcar goles pero aún así es productivo y vital para un equipo como este Alavés. Munir se está destapando como un peleas, un jugador excelente en el juego de espaldas capaz de dar batalla y guerra a centrales de la jerarquía de Savic o Godín. Un delantero, en definitiva, capaz de sacar petróleo de las situaciones más adversas. El ramillete de faltas que provocó en la primera mitad permitieron sin ir más lejos al Alavés terminar de dominar territorialmente la contienda. Ibai, Burgui y Pedraza naufragaron algo más en sus misiones de dar claridad y finalización al equipo. Fue el debe de un equipo que no pudo transformar en peligro real su control territorial de algunos tramos del partido y la facilidad que en ocasiones tuvo para llevar el balón a las zonas calientes. Por su incapacidad para arañar a Oblak y su bajón en la segunda mitad se fue de las manos vacías de una noche que siguió edificando la reconstrucción del Alavés. Contra el Málaga veremos por primera vez a un conjunto cerca de la plenitud. El estado de ánimo, el horizonte de poder terminar el año fuera del descenso y la constatación de que puede haber una esperanza futbolística nunca estuvieron tan conectados. El Metropolitano fue productivo para el refuerzo psicológico y deportivo. El jueves necesita alimentar también el casillero de puntos. Viven, pero necesitan ganar...