vitoria - En el comienzo del actual siglo XXI la natación alavesa disfrutó probablemente del mejor momento de su historia. El noveno puesto conquistado por Enara Herrán en el Europeo de 2004 celebrado en Madrid supuso un hito sin precedentes que auguraba éxitos sucesivos. Sin embargo, lo que sucedió fue todo lo contrario. Lejos de aprovechar el tirón de ese excelente resultado, este deporte se deslizó hacia un lento pero inexorable declive que le condujo hasta una evidente crisis de resultados y practicantes. Sin embargo, esta época de vacas flacas afortunadamente parece estar tocando a su fin. Las piscinas vuelven a estar llenas y desde la base comienzan a surgir los prometedores frutos del trabajo desarrollado. Dos nombres propios personifican de manera especial la recuperación de la natación alavesa, Aitor Sastre (C.N. Menditxo) y Aaron Mulvey (C.N. Judizmendi).

Ambos son en la actualidad los mejores exponentes de esta disciplina pero junto a ellos y por detrás aparece también un nutrido grupo con la calidad suficiente para devolver a este deporte al sitio que se merece. Y lo mejor de todo, además, es que disponen de todo el futuro del mundo por delante. Porque ninguno de los dos ha alcanzado todavía la veintena y cuentan aún con un importante margen de mejora que les debe llevar a continuar progresando a corto y medio plazo.

Nacido en 2002, Sastre está acostumbrado a ser el benjamín pero ni mucho menos el más lento dentro del agua. Muy al contrario, es desde hace ya algún tiempo la gran esperanza de la natación provincial. “Es lo mejor que ha salido en Álava en muchos años, es espectacular”, asegura sin el más mínimo atisbo de duda el presidente de la Federación, John Mulvey. Los resultados que acumula en su todavía corto currículo confirman con claridad unas valoraciones que podrían considerarse subjetivas.

Con solo quince años, es un habitual de los medalleros de los Campeonatos de España, se ha estrenado ya en una convocatoria de la selección española -fue invitado a participar en un prestigioso torneo internacional que se celebra en Italia- y se quedó a apenas una décima de conseguir la mínima que le habría permitido participar en los Juegos Olímpicos de la Juventud (Foje). Poco más se le puede pedir evidentemente a un año 2017 en el que su rendimiento ha vuelto a ser sobresaliente. Con la vista ya dirigida al próximo ejercicio, el integrante del Menditxo aspira a continuar mejorando sus registros y que ello le lleve a convertirse en un habitual de las convocatorias internacionales y, por qué no, acercarse lo máximo posible a los puestos de honor en estos torneos. Todo ello, eso sí, sin que se convierta en una obligación. “A los chavales no hay que meterles demasiadas piedras en la mochila porque se puede volver en su contra. Solo tienen que llevar las que puedan mover”, advierte el presidente de la Federación.

Una filosofía que aplica igualmente a la otra figura destacada de la natación alavesa -que además es su hijo-, Aaron Mulvey. “Después de conseguir en 2016 el bronce en el Nacional junior este año ha sido un poco complicado para él. Ha estado bastante tiempo pendiente de si podía entrar en la universidad o no y eso supuso una carga emocional muy severa. Una vez que ya lo consiguió se liberó por completo y ahora mismo está que se sale. La cabeza es muy importante en este deporte y para poder rendir al máximo hay que intentar tener las menos presiones posibles”, argumenta.

Con esta premisa por bandera, el nadador del Judizmendi (nacido en 1999) encara el año 2018 que está a punto de comenzar con varios frentes abiertos. Por un lado, comenzar a recoger los resultados del trabajo que ha estado desarrollando para mejorar su braza, su estilo menos fuerte hasta ahora. Por otro, asaltar un viejo récord que tiene entre ceja y ceja. Nada menos que el que ostenta el histórico nadador guipuzcoano Harri Garmendia en los 200 metros mariposa desde hace varias décadas. Para ello, necesitará rebajar su marca en esta prueba, una de sus preferidas, hasta los dos minutos. Además, espera continuar acudiendo a los Nacionales con opciones de estar entre los mejores. Y, por último, un sueño al que no está dispuesto a renunciar. “Quiere llegar como sea a la competición internacional que se celebra en Ordizia. Si no puede ser este año, el siguiente y, si no, al otro. Lo tiene muy claro y con lo cerebral que es seguro que lo consigue”, desvela su progenitor.

Son los prometedores caminos de Aitor Sastre y Aaron Mulvey, la estela a seguir para una natación alavesa que quiere volver a disfrutar.