bilbao - En medio del viento, agitador, un secador para el circuito donde el barro pintó las piernas, un sopapo para los corredores, tronó Wiestse Bosmans (Circus). El belga empleó la estrategia de tierra quemada para achicharrar a sus oponentes en el ciclocross de Igorre, segunda y úlitma prueba de la Challenge Euskadi Basque Country. Bosmans, despiadado, demoledor, atizó el fuego en una carrera que domindó de punta a punta, desde que el silbato ordenó la salida hasta que firmó en el libro de registros una vez saludó la meta en solitario, se puso la txapela y conquistó al Challenge vasca. Bosmans solo estuvo acompañado en el rebaño de corredores que se congrega en la salida. A partir de entonces, lo suyo fue un soliloquio, un monólogo contra el que nada pudieron decir Aitor Hernández (Specialized-Ermua) y Javier Ruiz de Larrinaga (MMR-Spiuk), que persiguieron a Bosmans con prismáticos en las campas de Olabarri, sacudidas por el viento, y embadurnadas con el lodo de las precipitaciones de los días anteriores. No llovió en la Catedral, pero Bosmans cayó en cascada sobre un trazado que masticó con celeridad y potencia. Potro desbocado, el belga, pura efervescencia y frenesí, se descorchó salvaje, una estampida en el ciclocross de Igorre.
En la primera vuelta, el belga resolvió el futuro con un par de dentelladas. Devoró cada palmo del terreno, luciendo fuerza, pericia técnica y velocidad sobre la bicicleta. Cuando le tocó patear, pisó con fuerza, dejando una huella profunda. Incadescente, un volcán, Bosmans se desabrochó el maillot para airear su excelente motor. Tras elevar las revoluciones en el amanecer, dedicó el resto de la carrera, un paseo a ritmo marcial, a gestionar sus ahorros. Aitor Hernández, que no posee la cilindrada de Bosmans, un habitual de la Copa del Mundo, enfatizó su candidatura entre los perseguidores. Ser el segundo equivalía a ganar la otra carrera, toda vez que Bosmans se movía en otros parámetros, en su mundo. Javier Ruiz de Larrinaga, que batió al belga en Ametzaga de Zuia y portaba el maillot de líder de la Challenge Euskadi Basque Country, tuvo que apresurarse tras una mala salida. Le tocó el remonte. El alavés, de aliento largo, no es el más explosivo, pero su ritmo y su constancia le llevaron a un palmo de Aitor Hernández después de descontar a Van Leeuween que fue perdiendo gas a medida que crecía la tortura del recorrido, con zonas en las que los corredores hundían sus pies hasta el tobillo. Con Bosmans manejando la carrera a su antojo, con el joystick de la superioridad, Ruiz de Larrinaga y Aitor Hernández pleitearon por el segundo puesto. El debate no se prolongó demasiado porque el ermuarra aceleró nuevamente y sacó de punto a Ruiz de Larrinaga, que se desgastó en la persecución y no pudo voltear al vizcaíno, segundo y feliz. “Para mí ha sido como una victoria. Bosmans está a otro nivel”, expuso Aitor Hernández.