Bilbao - Edurne Pasaban (Tolosa 1973) es la primera mujer que consiguió hollar los 14 ochomiles. Fue un proyecto complicado en el que tiró la toalla en una ocasión, pero que finalmente consiguió en mayo de 2010. Desde entonces, la alpinista guipuzcoana se dedica a dar conferencias y charlas sobre su experiencia en la montaña. Esta tarde, Pasaban se encuentra en el Bilbao Mendi Film Festival para formar parte de una mesa redonda, Women at the Top (17.15, Sala BBK), que compartirá con destacadas mujeres del mundo del alpinismo y la escalada.
Se está convirtiendo en una habitual del Bilbao Mendi Film Festival. ¿Cómo ve el cartel de este año?
-Es impresionante. Este décimo aniversario se han superado. Es el cartel inmejorable para poner la guinda a esta década. Estaba claro que tenía que haber un festival de montaña así en Euskadi porque somos un referente a nivel mundial. La gente siempre me pregunta por qué somos tan aficionados a la montaña porque estamos en todos los sitios.
Este año en el cartel, y cada vez más en la sociedad, la montaña tiene nombre de mujer. ¿Siente que ha contribuido a ello?
-No lo sé. Es cierto que la montaña siempre ha sido un escenario masculino y, en consecuencia, en este tipo de festivales las ponencias y películas eran protagonizadas por más hombres. Esta edición es un poco reivindicativa en el sentido de decir: oye, estamos aquí y también lo sabemos hacer bien. Es bueno que cada vez haya más mujeres, aunque sigamos siendo minoría.
¿De qué va a tratar el Panel Talk que comparte con Lynn Hill y Catherine Destivelle, entre otras personalidades?
-Va a ser una mesa variada compuesta por mujeres que han sido grandes referentes para mí cuando empezaba en esto. Se hablará de cómo hemos visto nuestras modalidades como mujeres y qué ventajas e inconvenientes hemos tenido. De cómo vemos el pasado y el futuro del mundo del alpinismo y la mujer.
¿Y usted cómo los ve?
-Pues en este mundo las mujeres superan los 30 años porque es a esa edad cuando tienes más experiencia y puedes permitirte hacer mejores. Sin embargo, socialmente, los 30 es cuando la mujer se tiene que casar y formar una familia. Y ese es uno de los grandes motivos por los que no hay tantas chicas en la montaña. El futuro vendrá cuando las chicas no solo tengan claro que esta es su pasión, sino que la escuchen. Que no hagan caso a la sociedad que, queramos o no, pesa bastante.
Ha comentado que esta tarde va a compartir mesa con referentes suyas como Hill. ¿Cómo se siente ante esta cita?
-No sé, es curioso. Creo que Hill ha sido el referente de todas. Cuando escuchaba que andaba por Yosemite, pensaba: qué tía más guay. Antes la veía en las revistas porque era la típica mujer que te ponías en la clasificadora del colegio y ahora me encuentro compartiendo mesa con ella. Las vueltas que da la vida.
El Bilbao Mendi Film cumple diez años y hace casi una década que usted superó una fuerte depresión. ¿Cómo fue volver a la montaña tras eso?
-Cuando caí en depresión veía a la montaña como un enemigo, creía que estaba en esa situación por culpa de ella y fue increíble darme cuenta de que no. Que era ella la que daba sentido a mi vida y que la presión me venía por la sociedad, porque no llevaba la vida que se supone que debía de llevar. Dejar de escalar era una cosa que querían los demás, no yo; así que volver a la montaña fue un alivio. Volví a creer en mí y regresé con más ganas.
De modo que es cierto que el alpinismo es una cuestión más de cabeza que de piernas.
-Sí, muchísimo más. Hay que estar entrenado, pero la cabeza lo es todo. Tienes que tenerla bien clara porque arriba te vas a enfrentar a cosas complicadas.
No duda en decir que su ochomil más complicado fue salir de la depresión. ¿Cree que su relato ayuda a otras personas que estén pasando por algo parecido a lo que vivió usted?
-Espero que sí, por eso lo cuento. A veces la gente piensa que las personas que han hecho cosas que yo he hecho o aquellas que son más mediáticas llevan una vida perfecta. Pero todos tenemos problemas y situaciones difíciles; y que yo cuente que todos podemos pasar por una depresión puede ayudar a aquellos que piensen que su vida es la peor del mundo. Porque yo también lo pensaba.
Al final, el proyecto de los 14 ochomiles ha estado lleno de altibajos. ¿Cuál considera que ha sido su mejor momento durante esta etapa?
-Es difícil, pero cuando salí de la depresión. Fue ahí cuando me propuse acabar los 14. Cuando centré mi vida en lo que sentía y en mi pasión. Cuando tuve el valor de dedicarme a ello. Fue difícil tomar la decisión de que la montaña iba a ser mi vida, pero fue entones cuando encontré mi camino. Pueden pensar que el mejor momento es cuando acabo los 14, pero no es el mejor, sino el final. ¡Ojalá hubiera más ochomiles!
¿Y cómo se evoluciona como profesional y como mujer en un mundo tan masculino como la montaña?
-Como profesional, teniendo alrededor gente que te quiera enseñar. Yo tuve mucha suerte en eso. Y como mujer, trabajándote la confianza. Cuando jugaba al fútbol en la ikastola, se hacían equipos y las chicas siempre éramos las últimas en ser elegidas. Pues en la montaña pasa igual, la gente prefiere llevarse a una expedición a un hombre porque no se da cuenta de que las mujeres estamos tan preparadas física y mentalmente como ellos. Tienes que demostrar más.
Por la montaña ha tenido que sacrificar muchas cosas, como la vida familiar y la social. ¿Merece la pena?
-Sí, sí. Lo volvería a hacer. Soy muy afortunada y mira que ha habido momentos complicados en los que tiré la toalla, pero aunque no hubiera subido los 14 o no hubiera sido la primer mujer en conseguirlo, seguiría valiendo la pena.
En 2011 volvió al Everest para intentar hollarlo sin oxígeno adicional y no lo consiguió. ¿Se lo replantea?
-Es un proyecto que no puedo abandonar porque es una espinita clavada y me gustaría volver. Tengo que buscar el momento porque hace 7 meses que he sido madre y la situación cambia. No puedo hacer expediciones de dos meses, tengo que ir poco a poco. Pero no descarto volver en un futuro.
Dice que su décimo quinto ochomil fue su hijo.
-Mi décimo quinto ochomil era ser madre, que a mi edad es complicado. Ha sido una pelea larga pero al final lo he conseguido y es el mejor, claro. Ahora estoy como en otra vida, estoy con mi hijo y cuando voy a dar conferencias y cuento mis experiencias en la montaña es como si estuviera hablando de otra vida. Qué diferencia.
Ahora que se dedica más a dar conferencias y está más alejada de la montaña. ¿La echa de menos?
-Sinceramente, la echo de menos. Paso mucha envidia sana cuando veo a gente como Alex Txikon en medio de una expedición. De hecho, si sé que es el día del ataque a cumbre, lo vivo como si estuviera allí. Sí pienso en volver, no como antes, pero en mi vida habrá mas expediciones seguro.
Ahora que se está volviendo una experta oradora. ¿Qué da más vértigo: estar al filo del K2 o en el escenario de una sala de conferencias o teatro?
-Al principio, al filo del teatro. Estar ahí da mucho vértigo pero eso también se entrena y ahora me encuentro bastante cómoda.
“Tenía que haber un festival de montaña como el Mendi Film en Euskadi porque somos un referente a nivel mundial”
“Tras mi depresión supe que dejar de escalar era algo que querían los demás, no yo; así que volver fue un alivio”
“Se prefiere llevar de expedición a un hombre porque no se dan cuenta que las mujeres estamos igual de preparadas”
“Hace 7 meses que he sido madre y tengo que ir poco a poco, pero no descarto volver a la montaña en un futuro”