ATLÉTICO DE MADRID Oblak; Thomas, Giménez, Lucas, Filipe; Koke (Gabi, m. 61), Augusto (Correa, m. 57), Saúl, Carrasco (Gameiro, m. 66); Griezmnan y Fernando Torres.

ROMA Alisson Becker; Bruno Peres, Manolas, Fazio, Kolarov; Nainggolan, Gonalons (El Shaarawy, m. 78), Pellegrini (Strootman, m. 61); Perotti, Dzeko y Gerson (Defrel, m. 70).

Goles 1-0, min. 70: Griezmann, de volea acrobática a pase de Correa. 2-0, min. 86: Gameiro regate a Allison y marca tras un pase de Griezmann.

Árbitro Bjorn Kuipers (Holanda). Expulsó a Bruno Peres, del Roma, por doble amarilla (m. 62 y 83). Amonestó al local Filipe (m. 60) y a los visitantes Manolas (m. 6).

Estadio Wanda Metropolitano ante unos 60.000 espectadores.

madrid - Un golazo de Antoine Griezmann, con un remate formidable de media chilena, sostuvo la fe del Atlético de Madrid en la Liga de Campeones con un triunfo esencial contra el Roma, completado por Kevin Gameiro, para seguir vivo en la pelea por los octavos, pero todavía sin depender de sí mismo.

Aún necesita una combinación de resultados, que pasan por su victoria en la última jornada frente al Chelsea en Stamford Bridge y al menos un empate del Qarabag en el estadio Olímpico de Roma, para avanzar a la siguiente ronda del máximo torneo europeo. Aún difícil, pero no imposible. Mientras tanto, ya ha asegurado la Liga Europa.

Una última ocasión para la ambición del Atlético, que ayer ni esperó ni dudó cuál era el camino. Jugó con esa vocación el conjunto rojiblanco, aún con sus déficit de precisión, aún con su inseguridad en determinados momentos, aún sin el desborde que ha demostrado muchas veces, pero sí con presión, con intensidad, con despliegue físico, con inconformismo y con verticalidad, dispuesto a mantener la esperanza en la Champions.

La única fórmula era ganar al Roma, que le creó los mismos problemas que se provocó él mismo, cuando el Atlético cometió errores en su salida de balón. Al final tuvo que aparecer Griezmann, por fin, para romper con habladurías, faltas de rendimiento y todos los maleficios posibles. Una chilena digna de su calidad, primero, y una asistencia a Gameiro, como sentencia, reconciliaron al francés con la grada y con sí mismo. - Efe