En cuanto me enteré de la noticia lo vi más claro que el futuro de San Martín Zar en el enclave antinatural que la historia, el Cid y los políticos han perpetrado en nuestro querido Trebiño. “Esta historia me suena”, me dije a mí mismo. “Esta película la he visto yo”, certifiqué para mis adentros. Y así era. La dimisión con nocturnidad, alevosía y pelín bochorno por el espectáculo presenciado ante el Valencia Basket a cargo de Pablo El breve Prigioni me recordaba a la destitución de otro argentino, Luis El breve Zubeldía, después del también bochornoso halloween perpetrado ante el Villarreal. Dos técnicos, dos argentinos, dos breves, dos bochornos, dos inicios de temporada, un “adiós” y un “que te he dicho que te vayas”. Poco más allá de este paralelismo, la despedida de Prigioni me trajo a la memoria una película. No, no se trata de Caray con el mayordomo, qué largo tiene el maromo, sino de Novia a la fuga, el típico film que Telecinco programa cada dos meses los domingos por la tarde y que contribuye a la generación de ronquidos en cantidades industriales. Narra la historia de Ike Graham (Richard Gere), un periodista neoyorkino ávido de historias jugosas para contentar las exigencias profesionales de su jefa, a la postre su ex mujer. Por estas casualidades de la vida, al bueno de Ike le llega la onda de las andanzas de Maggie (Julia Roberts), una joven de Maryland que acumula la friolera de cuatro escapadas a la carrera desde el altar momentos antes de contraer matrimonio. Luego ya se sabe cómo sigue la historia: chico gusta a chica, chica tontea con chico, chico y chica hacen unas guarradillas y yo me quedo sobado en el sofá. La reciente trayectoria baskonista de Pablo Prigioni es clavada a la de Julia Roberts en esta truculenta historia. A finales del año pasado, retorno al Baskonia en su última etapa como jugador para durar 36 días. Hoy, como entonces, sigo pensando que Pablo, listo donde los haya, no anduvo listo entonces. Nunca debió retornar al equipo a sabiendas de la exigencia mental y física que ello implicaba. Creó múltiples expectativas y dosis ingentes de ilusión entre los aficionados y fracasó. Fue el fracaso de un icono baskonista. Novio a la fuga pero sin Julia Roberts. El miércoles pasado, Novio a la fuga 2, de nuevo con el actor Pablo Prigioni en el papel principal. Pablo asumió en verano un reto imprevisible, el club-Josean le concedió la oportunidad de encarar su puesta de largo en un banquillo con traje y corbata de Adolfo Domínguez y 125 días después el reto le salió rana. Malos resultados, pésima imagen, aburrimiento, jugadores que desconocen por dónde les pega el aire y un novio a la fuga con honra, porque en este país no dimite ni Crispulín. Prigioni ya era historia baskonista y volverá a serlo en el futuro. Porque los entrenadores, como los pantalones campana, siempre vuelven a ponerse de moda. Si no, que se lo digan a Perico Martínez, Pedro para los amigos, nuevo y flamante inquilino del banquillo azulgrana. A entrenador depuesto, entrenador puesto. Una década después retorna a una casa de la que no le dejaron degustar demasiado en su primera experiencia en Zurbano. Entonces fue visto y no visto. Duró menos que un preservativo en la casa de Gran Hermano. Ahora llega hecho, con la flamante y reciente vitola de campeón de liga con el Valencia. Con apariencia de tipo duro, resulta más difícil verlo sonreír que cortarle el pelo a Puigdemont. Metódico, disciplinado, tiene la necesidad de extraer con jeringuilla todas las cualidades de una escuadra que hasta ahora se parece más a una plantilla de zapatilla que a una plantilla de baloncesto. Y debe empezar desde ya, sin contar la decepción del domingo ante Zaragoza, porque mañana puede resultar demasiado tarde y pasado mañana el mundo puede desaparecer. No nos consuela ni la tragedia que vive el Barcelona de Sito Alonso, que derrota a derrota hace camino al andar. Y en mes y medio, la cosa puede ponerse aún peor: Real Madrid-Barcelona de fútbol, elecciones en Catalunya, sorteo de Navidad y cena de Nochebuena con los cuñados. Igual no salgo ni de la cama.

el camino lo indica wakaso Mubarak Wakaso analizó el encuentro del sábado pasado ante el Valencia desde un punto de vista técnico. “El equipo está trabajando de puta madre”, subrayó con un depurado tino y acierto. Más claro, kalimotxo. Al equipo albiazul se le vieron muchas cosas, criterio, organización, pero dos errores puntuales y la falta de acierto de cara a la portería contraria terminaron con nuestras esperanzas. Pero si Wakaso lo dice, me fío de Wakaso.