Si fuera tía estaría hasta las tetas. Hasta las tetas de que por el mero hecho de tenerlas mi proyecto de vida pueda partir en inferioridad de condiciones respecto al de los hombres. Hasta las tetas de que mi existencia pueda estar en peligro si tengo la desdicha de emparejarme con un maltratador en potencia. Hasta las tetas de que si vuelvo a casa a una hora tardía o por un lugar intransitado mi vida penda de la apetencia del nabo de un asqueroso violador. Hasta las tetas de que mi salario pueda ser inferior al de un hombre con mi misma cualificación. Hasta las tetas de que no pueda vestir como a mí me apetezca, siempre a expensas de las miradas y comentarios de los enfermos de turno. Hasta las tetas de que mi embarazo pueda suponer mi despido laboral. Hasta las tetas de ver los caretos de las clases dirigentes, de los mandamases del país, de los consejos de administración top, siempre repletos de tíos y carentes de tías. Hasta las tetas de que mi cerebro pueda ser menos valorado que mi culo. Hasta las tetas de que una zorra sea una puta y un zorro, un don Juan. Si fuera tía estaría hasta las tetas de todo eso y de muchas más cosas, pero mi masculinidad se ha encargado de protegerme y de impedir que sufra como lo hacéis vosotras por el mero hecho de tener tetas. Eso no quita para que, día a día, sea testigo de un mundo dominado por y para el hombre, de que los machos partamos siempre en las primeras filas de la parrilla de salida del Gran Premio de la vida y que vosotras debáis soportar el coche de Fernando Alonso. Por fortuna, poco a poco, hay cosas que van cambiando, que van evolucionando. Y el deporte no es ajeno a esta humanización, a algo tan sencillo como un cierto equilibrio en una escala de valores y una cuenta de resultados. Y, para esto, los escandinavos nos sacan milenios de ventaja. La semana pasada conocíamos que, gracias a un acuerdo con la asociación que representa a los futbolistas, las jugadoras noruegas recibirán el mismo sueldo que los hombres por jugar en la selección nacional. De hecho, ellos han cedido a ellas una parte de sus ingresos comerciales para equiparar sus números. Bien por los noruegos, justicia para las noruegas. El mes pasado la selección masculina danesa se redujo su sueldo anual para acortar la brecha salarial respecto al combinado femenino. Bien por los daneses, justicia para las danesas. Eso sí, la medida llegó tras la postura de fuerza de las chicas, que se negaron a jugar un amistoso contra Holanda. En Estados Unidos, una sociedad abiertamente hipócrita, el Senado aprobó una moción para equiparar los salarios de sus combinados después de que el equipo femenino se hiciera con el título Mundial. En España, el Senado no sirve para nada, y cuando se activa da miedo. Se sigue estando a años luz de estas situaciones, aunque luz, lo que se dice luz, aporta alguna empresa como Iberdrola gracias a sus ingentes beneficios. La compañía eléctrica, a través de su programa Universo Mujer, ha beneficiado ya a 15 deportes, entre ellos la liga femenina de fútbol. Día, con el baloncesto, o Movistar, con el ciclismo, se han sumado al plantel de impulsores del deporte femenino. Menos es nada para encontrarnos ya en 2017. Cierto es que el nivel del que se parte en la mayoría de los casos produce sonrojo. Como ejemplo, la selección femenina de fútbol. Antes del Mundial de 2015 cada jugadora percibía la friolera de ¡25€! por dieta diaria. Con cantidades como ésa, el significado de la palabra dieta cobra todo su sentido? Se ve que a algún mandamás federativo le dio vergüenza tal cifra y se decidió aumentarla: se pasó de 25€ a ¡40€! diarios. Para mear y no echar gota. Villar cobrará más en la cárcel? No tengo tetas, pero sí ojos y oídos, y por fortuna una palestra donde expresarme. Estoy hasta los huevos, o como se diga.

terror, horror, pavor El Glorioso se asemeja a un niño viendo una película de terror. Se acomoda en su butaca, se hace un ovillo y se queda inmóvil hasta que acaba el film. El Villamarín no fue una excepción. Quietos atrás, todos juntitos, con una boya adelante y poco más. El orden está bien. La quietud, no.

terror, horror, pavor (2) El Baskonia sufre horrores para hacer lo que sabe. Pésima puesta en escena, agarrotamiento, reacción y vuelta a los temores. Si los jugadores se sueltan veremos al verdadero Baskonia. Si no, presenciaremos una película de terror.