pamplona - Alex Txikon desafió a lo inverosímil. Empeñado en superar sus propios límites, se aventuró en el mayor riesgo al que un alpinista puede exponerse: escalar el techo del mundo, el monte Everest, en las peores condiciones imaginables. Sin oxígeno y en pleno invierno, Txikon se enfrentó a temperaturas de -60 grados y a vientos de más de 150 kilómetros por hora. Esta vez, el desafío pudo con él. Fue presa de una gigantesca avalancha que casi le cuesta la vida y aunque el corazón le seguía empujando hacia arriba, su razón le obligó a renunció a su sueño. Alex Txikon impartirá la tercera conferencia bajo el título Everest un reto sobre humano.

“Nunca hay que ir en contra de la naturaleza; eso es algo que he aprendido durante toda mi carrera en la que he vivido momentos muy difíciles: si no quieres que la montaña acabe contigo, no intentes someterla; respétala y cuídala”. De esta forma explicaba su decisión el valiente montañero en su blog personal, subrayando que había sido la expedición “más especial” de su vida al haberse sorprendido consigo mismo y “por la gran expectación creada en torno” a ella.

Txikon dejó claro que el reto de culminar el Everest no cesó con este desgraciado fracaso, ya que aseguró que “cada día” desde entonces “sueña con llegar a esos 8848 metros” que le separan “del cielo”, aunque puntualizó que “la avaricia no sirve de nada en la montaña”.

“Os prometo que volveré a esta montaña que me ha robado el corazón de la manera más pura”, garantizó el alpinista.

Txikon, además de la del Everest, ha realizado expediciones a las Torres del Trango, al Kangchenjunga, al K-2, al Lhotse o al Nuptse, entre otros. - I.S.