A tumba abierta

Dovizioso, a la postre vencedor, lidera el Gran Premio de Japón perseguido por Márquez. Foto: Efe

MOTEGI - La lluvia para las carreras es como las ofertas para el supermercado: aparecen visitas inusuales. Danilo Petrucci, contrastado piloto de agua, acudió a la llamada del remojado Twing Ring de Motegi. El Gran Premio de Japón se rodaba sobre un acuoso manto acariciado por infinidad de cortinas de agua. Más bien persianas. Los rebufos eran imposibles. Hacían invisible la trazada. Cegaban las salpicaduras. Día para valientes, que se dice. A cuatro carreras del final de la temporada, también posible jornada decisiva para el título de MotoGP. El bueno de Petrucci, intermitentes sus apariciones en cabeza pero amenaza cuando figura, se distinguía en el liderato. Se consumían las vueltas. Tocado el ecuador de la prueba, vuelta 12, comenzó la acción.

Una caída de Valentino Rossi, y más sobre agua, siempre es aviso para navegantes. El italiano, con su segundo arrastrón del fin de semana, causó baja en la sexta vuelta. La delicadeza era premisa para cualquier actuación en el país del sol naciente. Cuando restaban 12 de las 24 vueltas, la prueba estaba cribada. Petrucci mandaba; a la zaga y en este orden de carrera, Marc Márquez y el eternamente sigiloso Andrea Dovizioso, el insospechado aspirante. Un triunfo para tres pilotos. Lorenzo ya había asistido a su habitual efímero liderato. Pero claudicaría en sexto lugar; su heredero en Yamaha, Viñales, fue noveno, cediendo en Japón casi toda posibilidad de campeón mundial.

Márquez hizo retumbar los ecos de sus episodios más recientes. Carreras en las que asumió riesgos para acercar la corona. Ayer, igual. Pasó al frente de la prueba a 12 giros del desenlace. Acción-reacción, de inmediato Dovi también rebasó a Petrucci. Se alojó segundo. Nueva fractura en la zona destacada de la carrera. Petrux renunciaba al triunfo por la elección de sus neumáticos, ultrablandos que le catapultaron la primera mitad de la prueba en lugar de los blandos escogidos por los dos máximos candidatos a la gloria del evento nipón y al cetro de la categoría reina. Lo más. Y con el aderezo del sensible asfalto.

A seis vueltas de ondear la bandera ajedrezada llegó una secuencia de siete adelantamientos. Sucesión que convirtió la cita japonesa en uno de los desenlaces más emocionantes del año. Épico. Dovi, que ya había vivido un conato de refriega con Márquez en las vueltas 3 y 4, cuando cada uno pasó al otro en dos ocasiones, asaltaba el liderato por primera vez. Lo conquistó con la invisibilidad que le reporta no cometer actos viscerales e innecesarios. Es la productividad personificada. Tremendo gestor de carreras. Pero el debate no era por una victoria. Era por la corona de MotoGP.

Por eso Márquez se abrochó a la Ducati, máquina más veloz pero también más temblorosa que la Honda. “Deslizaba en sexta marcha”, diría Dovi. Entonces se desenmascararon las intenciones de cada uno: parejas. Victoria o asfalto. Pilotaje a tumba abierta. Márquez se ancló en la estela de Dovi. Una solapa. A 3 vueltas para la conclusión, ambos pilotos pusieron todo en pista. Erradicadas las especulaciones, se afiliaron al riesgo. Sin temor. Márquez adelantó; Dovi replicó; Márquez respondió de nuevo. Tú o yo. Todo o nada. Así amaneció la última vuelta. De infarto. Duelo de excelsas manos impropio de una pista encharcada. Funambulismo.

“pensé que íbamos al suelo” Con Márquez liderando con unos metros de margen, el aspecto era de carrera sentenciada. Pero un error del catalán que a punto estuvo de mandarle al suelo espoleó a Dovi, jamás rendido. El italiano llevó a Marc a su límite. “Pensé que nos íbamos los dos al suelo; he estado a punto de caerme tres veces”, confesaría Márquez, loable por ser sonriente perdedor e irreprochable en su osadía y tesón.

Dovi atacó certero en la curva 11. Y Márquez, de perenne ambición, se reservó el último recodo como opción definitiva. De hecho, llegó a rebasar a Dovi en la frenada de acometida al ángulo. Pero, colado como iba Marc, Andrea enderezó antes su máquina. Se anticipó en la apertura del gas sin remedio para Márquez. Encaró puntual la recta de meta. Y selló su quinto triunfo del curso. Crucial. Porque rebajó de 16 a 11 puntos la ventaja de Márquez como líder del Mundial. Australia, Malasia y Valencia proclamarán al rey. Dos para un trono. Japón apagó otros candidatos e hizo brillar al a priori desatendido: Andrea Dovizioso. El Profesor, que le apodan, ha impartido educación. Ha hecho saber que, estimulada su autoestima, el talento ha encontrado su lugar.

márquez sí gana en moto2 En Moto2, Alex Márquez (Estrella Galicia 0’0 Kalex) protagonizó una contundente victoria por delante del también catalán Xavier Vierge (Mistral 610), que logró su primer podio mundialista, y del malayo Hafizh Syahrin (Kalex). Algo más atrás quedó el líder del mundial, Franco Morbidelli, que mejoró su posición para ascender hasta la octava posición, en la que concluyó la prueba, si bien ese resultado le sirvió para aumentar su ventaja en el mundial sobre Luthi, que fue undécimo.

Por su parte, el italiano Romano Fenati (Honda) fue el vencedor en Moto3, que resultó una carrera al sprint, reducida a escasamente trece vueltas, en las que frenó las intenciones de Joan Mir (Honda) de proclamarse matemáticamente campeón del mundo. Los problemas técnicos en la moto del italiano Andrea Migno (KTM), que fue derramando aceite sobre el asfalto en los entrenamientos libres, retrasaron todo el programa de competición dominical y fueron la causa de que la carrera de Moto3 se viese reducida de veinte a trece vueltas, en las que Romano Fenati dejó claras sus intenciones de frenar al máximo las posibilidades del español de ser campeón.

Gran Premio de Japón

1. Andrea Dovizioso (Ducati) 47:14,236

2. Marc Márquez (Honda) a 0,249

3. Danilo Petrucci (Ducati) a 10,557

Campeonato del Mundo

1. Marc Mrquez (ESP) 244 puntos

2. Andrea Dovizioso (ITA) 233

3. Maverick Viñales (ESP) 203

Gran Premio de Japón

1. Alex Márquez (Kalex) 32:08,901

2. Xavier Vierge (Mistral) a 1,465

3. Hafizh Syahrin (Kalex) a 3,134