PARIS - Con la carrera lanzada, dispuesta para lo importante, Fernando Gaviria se fue largo en una curva húmeda y se le torció la París-Tours. En el coche del Quick-Step no se apuraron demasiado aunque se emborronaron las opciones del supersónico Gaviria, señalado para resolver el sprint que se imaginaba y en el que triunfó en la pasada edición. Sucedió que el Quick-Step, abrumador su dominio sobre la clásica, se adueñó del triunfo por las leyes de la estadística. Se reunieron en un triángulo: Trentin, Terpstra y Kragh Andersen. El italiano, en su última carrera con el Quick-Step, se vinculó a Terpstra, su compañero, y entre los dos oxidaron las ilusiones de Kragh Andersen, al que emparedaron con un clásico. El poderoso Terpstra desbrozó el sprint, en cabeza. Velocidad de crucero. Trentin, el más veloz de los tres, cobijado en la rueda de Kragh Andersen, solo tuvo que medir la distancia. Nada de preocuparse por lo que tenía en el retrovisor. El entusiasmo de Greipel no podía alcanzarles. Faltaban 300 metros y Trentin se puso de pie. Andersen le peleó el triunfo aunque se sabía sentenciado. El italiano sumó otra muesca para el Quick-Step, que colocó a cuatro de sus corredores entre los diez primeros.
Bakelants, roto La atención y el morbo en el Giro de Lombardia lo acaparó Laurens de Plus, volando por un barranco, aunque peor parado terminó Jan Bakelants, con siete costillas y dos vértebras fracturadas, así como Simone Petilli, con múltiples fracturas debido a las caídas. - C. Ortuzar