bilbao - Jon Rahm va a tener poco tiempo para valorar y analizar su primer año completo en el PGA Tour, que concluyó el domingo en Atlanta con un séptimo puesto en el Tour Championship, una posición de la que no ha bajado en ninguno de las cuatro citas de los play-offs de la FedEx Cup. No le ha faltado mucho para mejorar esos resultados, pero el propio jugador de Barrika ha admitido que ha superado con creces sus expectativas todo lo que ha conseguido este año. Técnicamente, no podía ser considerado un debutante ya que el año pasado disputó siete torneos del circuito americano, pero en realidad sí lo era. Solo la irrupción final de Xander Schauffele, que con su triunfo en East Lake ascendió a la tercera plaza en la FedEx Cup, ha puesto sordina a los méritos de Rahm, que se ha metido entre los mejores del mundo para quedarse.

Solo ha perdido dos cortes y ha sumado once puestos entre los diez mejores en 23 torneos disputados en la PGA, entre ellos el triunfo de enero en Torrey Pines que cambió todos sus planes y le abrió las puertas de los más grandes escenarios. El vizcaíno no acusó ese repentino ascenso, al contrario ha demostrado que no fue una casualidad. En Atlanta, por ejemplo, fue el más joven de los 30 participantes, lo que indica que debe ser uno de los protagonistas de los próximos 15-20 años, a poco que las cosas discurran con normalidad y se mantenga sano. La élite del golf mundial se ha visto invadida por jugadores que no pasan aún de los 25 años y Rahm está entre ellos sin haber llegado aún a los 23.

El PGA Tour 2017-18 se lanzará pronto, pero el de Barrika ya no necesita hacer méritos porque los ha acumulado todos en un año y tiene asegurada su presencia en los torneos más importantes. A partir de ahora, instalado como número 5 del mundo y con opciones de seguir subiendo, podrá ser más selectivo con su calendario y manejar el desgaste para llegar mejor preparado a los majors, algo que él mismo se ha marcado como objetivo para 2018. Porque a este año de desarrollo inimaginable hace unos meses aún le quedan retos importantes a este lado del Atlántico.

Tras descansar un par de semanas de la locura de los play-offs, Jon Rahm se va a volcar los dos próximos meses en el Circuito Europeo, en el que ocupa la tercera posición. Su siguiente cita será el Open de Italia entre el 12 y 15 de octubre, uno de los eventos incluidos en las Rolex Series. Luego jugará consecutivamente el Andalucía Masters de Valderrama, donde ejerce de anfitrión Sergio García, y la cita china de los Campeonatos del Mundo, que puntúa para los dos circuitos y donde volverá a encontrarse con los mejores del mundo. Y como remate a 2017 llegará el World Tour Championship de Dubai en el que se decidirá el ganador del circuito europeo, en el que en este momento solo le superan el inglés Tommy Fleetwood y el propio golfista castellonense. Rahm lo tiene en su cabeza ya que quiere emular a Seve Ballesteros y conseguir lo que no han podido Txema Olazabal o Sergio García.

la ryder al fondo En Europa el vizcaíno ha tenido hasta ahora dos apariciones y ha sumado un triunfo en Irlanda del Norte y un décimo puesto en Francia. Ya no podrá ganar los dos circuitos, pero eso era demasiado pedir, incluso a alguien tan ambicioso como Jon Rahm. Ha superado el listón del circuito americano, el más exigente del mundo, pero lo que le queda en sus próximas citas no es poca cosa tampoco. Al margen de los cuatro grandes, en 2018 hay otro objetivo enorme que es la Ryder Cup. Ahora mismo, el golfista de Barrika está entre los que tienen ganada su plaza en el equipo europeo, pero él quiere ratificarla con buenos resultados. Aunque parezca mucho lo logrado hasta ahora, su carrera no ha hecho más que empezar. El techo de Rahm está muy arriba, eso es algo que todos los expertos tienen claro.