Bilbao - Asegarce anunció ayer con una escueta nota de prensa que Ladis Galarza (Baraibar, 1990) seguirá un curso más enrolado en la operadora manista de Bilbao. Hasta el 30 de septiembre de 2018. Es un premio a su buen camino en sus últimos meses. Los rectores técnicos de las empresas siempre tuvieron fe en el guardaespaldas navarro, descendiente de uno de los zagueros más exquisitos que se han contemplado en el Universo Pelota, pero no terminó de romper. Fue alineado como titular en el Parejas de Primera en 2014. Jugó junto a Oinatz Bengoetxea hasta la sexta jornada, después su promotora decidió que fuera otro manista el que jugara en su lugar. Un golpe, sin duda. Ese mismo curso pudo resarcirse en San Fermín llegando a la final con Aimar Olaizola. Perdieron el duelo por el cetro ante Berasaluze II-Beroiz.
En la otra orilla, el exmanista de Berriz, ahora técnico de la empresa, observa una gran mejoría en el camino del de Baraibar. Fruto al trabajo. “Ladis lleva entrenando dos o tres días por semana en el frontón desde que yo soy técnico de Asegarce. Por otro lado, el aspecto físico suele hacerlo con Etor Mendia y son otros dos días. Ha bajado peso y lleva un sistema de entrenamientos muy serio. Se le nota. Se le ve con confianza. Se le nota el físico, pero, bajo mi punto de vista, era necesario el trabajo de frontón”, manifiesta Pablo Berasaluze, quien analiza que “Galarza perdía la confianza enseguida. Si no haces mucho frontón, en los partidos, cuando tiras un par de pelotas, te pones nervioso y puedes acabar perdiendo diez o doce pelotas. Le faltaba continuidad. Está entrenando muy bien y estamos muy contentos”. Los números avalan al zaguero. Desgrana el berriztarra que Ladis se encuentra totalmente implicado y es él el que “llama” para ir a entrenar. Recuerda el vizcaíno “palizas” importantes en el frontón Bizkaia de Bilbao cara a cara. Todo por mejorar. Todo por seguir hacia adelante, por crecer. “Hemos tenido ensayos muy duros y él siempre ha mostrado una disponibilidad total. Es un currante. Da gusto”, certifica Pablo.
“Me alegra un montón ver que ahora le están saliendo las cosas. Le he visto sufrir vestido de blanco. He hablado mucho con él y le he visto pasarlo mal. Ahora, que ha hecho un buen trabajo, se le está notando esa mejoría”, advierte el entrenador de la operadora de Bilbao, quien hace hincapié en que “tiene todo para poder jugar arriba”. “Quizás le falta un puntito a mejorar para instalarse arriba. Si sigue en este camino, puede llegar a estar con los mejores”, sostiene el exmanista, quien agrega que “tiene muy buenas condiciones: dos grandes manos, pegada, libra como pocos de atrás, que es lo que cuesta a muchos zagueros? Le faltaba continuidad y perder menos pelotas tontas. Pero, ahora, va a mejor. Hay otros zagueros que tiran ocho o nueve pelotas y no se les ha cargado tanto como a él. Los nervios no le hacían dar el nivel. Ahora está alcanzando esa continuidad necesaria”.
Tal y como ocurrió con Mikel Larunbe, al que aconsejó horas de cancha y pico y pala en el tapete del frontón, Berasaluze optó por esa receta. “Muchos chavales vienen sin hacer mucho frontón. Estos jóvenes necesitaban eso. Desde que he entrado en Asegarce he intentado meter muchas horas de trabajo técnico, siempre y cuando las manos aguanten. De cualquier modo, ya sea fuerte o un peloteo suave. Creo que está funcionando bien. En verano, aunque hay algún lesionado, están saliendo las cosas”, recita Pablo.
Sobre Galarza, asimismo, destaca que “he tenido la suerte de verle en los últimos partidos y está jugando muy bien. No solo en agosto. Está yendo hacia arriba. Le digo que tiene que trabajar y seguir hacia adelante”. Otro de los aspectos a trabajar fue el mental. “Psicológicamente, Ladis se venía abajo muy rápido. Hay pelotaris que no lo necesitan, pero a otros hay que apoyarles y decirles que, aunque pierdan pelotas, tienen que seguir hacia adelante. Estoy contento con él. Está haciendo las cosas bien”, argumenta Berasaluze, quien da con la clave: “Antes le veía muchas veces con la cabeza gacha. Siempre hay que ir contento al frontón, porque, para jugar a la pelota, hay que hacerlo contento”.