LIECHTENSTEIN: Jehle; Quintans (Min. 60, Yyldiz), Malin, Kaufmann, Goppel; Buchel, Salanovic, Hasler, Wieser, Burgmeier (Min. 83, Wolfinger); y Polverino (Min. 78, ele).

ESPAÑA: De Gea; Piqué, Sergio Ramos (Min. 46, Nacho), Monreal; Busquets, Iniesta, Thiago, Isco (Min. 55, Deulofeu); Pedro, Morata y Silva (Min. 46, Iago Aspas).

Goles: 0-1: Min.3; Sergio Ramos. 0-2: Min. 15; Morata. 0-3: Min. 16; Isco. 0-4: Min. 39; Silva. 0-5: Min. 51; Aspas. 0-6: Min. 54; Morata. 0-7: Min. 63; Aspas. 0-8: Min. 89: Göppel, en propia meta.

Árbitro: Ivaylo Stoyanov (Bulgaria). Amonestó a Wieser por Liechtenstein y a Busquets por España.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la octava jornada del Grupo G de clasificación al Mundial 2018, disputado en el estadio Rheinpark Vaduz

VADUZ - Alguien que sintonizara la televisión en el durante, podía pensar que visionaba el Eurobasket, que coincide en fechas, por lo abultado del marcador. En el fútbol, esto no pasa todos los días, ni mucho menos. En cuanto a profesionales sobre el verde tapete (entiéndase por profesional como la persona que come de lo que ante usted practica), el encuentro bien podía ser considerado las listas del paro del INEM, dado que 15 de los 49 jugadores -faltaba Villa- ayer protagonistas sobre el terreno de juego no se alimentan de este deporte. Había 34 expertos en la materia del balón, 24 de ellos pertenecientes al cuadro español -¡qué ironía midiéndose el país con menos paro de Europa, inferior al 3%, y el segundo con más desempleo de la Unión Europea, casi el 20%, como es España!-. La tropa de Julen Lopetegui medía fuerzas con la humilde Liechtenstein, el combinado 190 del ranking FIFA y un bagaje de 1 gol favorable y 26 en contra antes de ayer en la carrera por un billete para el Mundial de Rusia 2018. Una vez impuesta la lógica, ayer la cuenta creció, para mal del equipo mixto, que, por cierto, de los 10 profesionales con los que contaba, solo 2 juegan en la primera división de alguna de las ligas del planeta tierra, uno instalado en el Hellas Verona de la Serie A italiana y otro afincado en el Toronto de la MLS norteamericana. O sea, un pulso paradigma del desequilibrio en su origen y sentenciado como tal.

La modestia, en el ámbito profesional, suele ser aprovechada por la voracidad ajena, por aquellos que se recrean con la sangre de la presa fácil. España relamió hasta el tuétano de una deshuesada selección de Liechtenstein, colista del Grupo G con ocho derrotas en ocho compromisos. Ni la elección de Lopetegui, que apostaba por democratizar el reparto de minutos de su plantel con cuatro novedades respecto al encuentro frente a Italia (Monreal por Alba, Carvajal por Pedro, Thiago por Koke y Morata por Asensio), menos de las esperadas, hizo mella en la superioridad española, tan distante de la humildad de los centroeuropeos, que no albergan competición liguera en su país, como así lo proyectó el resultado: 0-8.

El escenario lo podían haber dibujado las editoriales DC o Marvel, porque el desarrollo del encuentro fue como si superhéroes se enfrentasen a personas de papel-cartón. Iniesta, Isco, Silva, Pedro... no iban con capas ni máscaras -bueno, salvo Pedro-, pero hacían lo que querían sobre el césped, con una superioridad abrumadora. Ante la escasez ofensiva del contendiente -Liechtenstein no disparó a puerta ni botó un córner favorable frente al Albania, su último compromiso-, Lopetegui optó por una defensa de tres, sin laterales ni carrileros. Superioridad en el medio del campo mediante, con un esquema 3-4-3 cargado de libertad de movimientos, España comenzó la sangría en el minuto 3, con un cabezazo a la red de Sergio Ramos, que puso alfombra roja para los goles sucesivos: minuto 15, obra de Morata; minuto 16, tanto de Isco gracias al regalo del guardameta rival; minuto 39, falta directa anotada por Silva.

Respecto a Liechtenstein, logró que De Gea interviniera por primera vez con las manos en el minuto 33 y por el error de un centro mal botado. Mientras, el primer disparo del humilde conjunto llegó en el minuto 40 y propiciado por De Gea, que donó el esférico a rival. Ese fue el bagaje ofensivo de los locales, inocentes en cada acción; atrás, el guardameta Jehle era una diana en un campo de tiro.

El segundo acto dio continuidad al baño. España vivió de la inercia, porque la apatía, los desbarajustes, comenzaron a imponerse. Llegaba el recreo. Piqué, por ejemplo, cual patio de colegio, permaneció más tiempo en el área rival que en campo propio. Así fue manando la cascada: minuto 51, gol de Aspas; minuto 54, perforación de Morata; minuto 63, muesca para Aspas; minuto 89, la firma la pone Göppel, anotando en propia meta. Ahí se detuvo la retahíla.

Pocas o ninguna conclusión se puede rescatar de lo acontecido ayer, salvo el abismo que separa a los dos equipos. Liechtenstein no da la talla para evaluaciones. Fue un trámite. Vaduz asistió a una pachanga. España, líder del Grupo G por 3 puntos sobre Italia, tratará de permanecer en la cúspide los dos partidos que restan, contra Albania e Israel, para lograr el billete al Mundial de Rusia 2018.