IbaiZabala (Berriz, 1987) dejó un gesto de dolor al término de su partido del frontón Donibane de Muskiz el 24 de junio. Se acercó al médico de la empresa, le pidió hielo y se lo aplicó en el pie izquierdo. Él mismo relata que llevaba un tiempo sintiendo molestias, pero que las sensaciones en el calentamiento no fueron buenas y aguantó toda la contienda en la cancha vizcaina con una fractura. Ganó junto a Asier Agirre a Jon Ander Peña y Mikel Larunbe por 22-13. Jugó bien “a base de sufrir”. Llevaba tiempo a gran nivel. El problema llegó después. En el vestuario no podía ni apoyar el pie. “Calentando noté un dolor muy fuerte que no se me iba. En cuanto me di cuenta de que era incapaz de apoyarlo, imaginé que había algo. Quizás, la gente, como vio que pude disputar el encuentro entero, no pensaba que era tan grave, pero yo sabía que había algo gordo”, desgrana el zaguero de Berriz. Lo había, aunque al principio barajaban algo más liviano. Los servicios médicos de Asegarce encontraron un edema óseo y una fractura en el escafoides del pie izquierdo. La prescripción: una baja que ronda los tres meses. “Es una pena, porque era un buen momento, pero ya ha pasado y no hay que darle más vueltas. Hay que mirar hacia adelante”, concreta Ibai.
Consultado durante las semanas siguientes Iñigo Simón, galeno de la operadora, reveló que Ibai Zabala iba “por buen camino”. Dos infiltraciones intraóseas de plasma enriquecido -a mediados de julio y agosto-, por las que tuvo que pasar por quirófano al necesitar de anestesia general, ayudaron al hueso para que se soldara. “Actualmente, llevo la última semana sin muletas y me encuentro sin dolores. Ahora me toca tener cuidado para que los tendones y músculos de la zona no sufran. Voy ya al frontón y he empezado a correr”, confiesa el zaguero vizcaíno, quien apostilla que “de momento, todo va bastante bien. El hueso está soldado, pero ahora hace falta es adaptar todo lo que hay alrededor. Al estar dos meses con muletas, se nota que la zona dañada está blanda”.
De cualquier modo, el guardaespaldas de Berriz no se ha quedado parado desde el 24 de junio. El trabajo físico ha seguido presente en su día a día para pelear por ganarle días al calendario, ganar tiempo y mantener el tono. “En estos dos meses he hecho gimnasio a tope. En las piernas me he visto limitado, pero, de cintura para arriba, he metido carga de trabajo. También he entrenado con la bicicleta y en la piscina. He hecho todo lo que me permitía el pie para intentar mantener la forma”, confiesa Zabala. Agrega, además, que “así puedo regresar más rápido a las canchas. Todo lo que sea acortar plazos, está bien”. “Tampoco he cargado demasiado la pierna derecha, porque no quería generar un problema de descompensación de fuerza. Aun así, sí que la tengo más trabajada, debido a que la he seguido usando con normalidad. Sin embargo, a día de hoy, sigo haciendo ejercicios como las sentadillas y mantengo la rutina, más o menos, de la misma manera”, desbroza el zaguero de Asegarce.
Tampoco descuidó las manos el pelotari vizcaíno, quien explica que “con las muletas” se bajaba al garaje de su casa y golpeaba con la “pelota dura” y “sin tacos”. “Ahora, he regresado al frontón y, si bien no he empezado a darle desde el rebote, voy peloteando poco a poco”, analiza el de Berriz.
Los plazos “Más que mis propios dolores, las fechas nos las marcó desde el principio el doctor Mikel Sánchez. A raíz de que nos dejó un poco de vía libre, hemos podido darle más caña al físico. Por desgracia, he tenido muchas lesiones, pero también buenas recuperaciones. Trabajo para ello”, manifiesta Zabala, quien considera que ha pasado dos meses “muy aburridos”, en los que se ha visto “limitado”. “Se me ha hecho largo, más aún siendo verano, pero, con filosofía y paciencia, todo pasa. Estoy feliz por el hecho de poder andar. Una vez que lo he superado, salgo feliz a correr”, cuenta.
En un primer instante, los tiempos quedaron marcados en San Mateo. Dieron en el clavo. “Quizás se podría recortar, pero no creo que sea así. Ahora, me quedan tres semanas de encancharme y coger el ritmo y las distancias”, admite el berriztarra, quien asevera que “una semana más o menos no cambia nada. Quiero salir encontrándome bien y con garantías. No es únicamente por el dolor. Antes de fastidiarme, estaba muy bien de juego y quiero volver con una buena imagen. No de cualquier manera”.