LOS ÁNGELES- En el primero de sus cuatro encuentros promocionales, en Los Ángeles, solo la gorra que lucía Floyd Mayweather evitó que su cara contactara con la de Conor McGregor mientras ambos arrancaban con su ensalada de fanfarronadas. “Viste con vaqueros, no tiene dinero para un traje”, bramó el irlandés, de etiqueta, a su rival, que lucía una sudadera con capucha con los colores de la bandera estadounidense. “Conor es un luchador de seis o siete cifras, yo soy de nueve”, respondió el de Michigan. En el segundo, en Toronto, la temperatura subió. Dedos acusadores, amenazas, insultos, Mayweather haciendo gestitos envuelto en la bandera irlandesa y McGregor robando la mochila de su rival y mofándose de que dentro solo hubiera 5.000 dólares, siguiendo así con su táctica de hurgar en la herida de los supuestos apuros económicos por los que atraviesa el púgil al que apodan Money. En el tercero, en Nueva York, ya hubo hasta contacto físico, toques de hombro con hombro e incluso un conato de tumulto, con McGregor deslizándose por los complicados vericuetos de las alusiones raciales y Mayweather arrojándole a la cara puñados de billetes. Y en el último, en Londres, el luchador de la UFC se permitió la licencia de frotar la cabeza de su rival después de que éste la emprendiera contra los carteles con el nombre del irlandés.
Tras meses de teatrillo llevado al límite, de comparecencias promocionales en las que las maquinarias de amasar millones de dólares trabajaron a destajo, ha llegado el momento de comprobar si el enfrentamiento entre Mayweather, un boxeador de leyenda, y McGregor, el titánico luchador de artes marciales mixtas, tiene algo de sustancia o se queda en fuegos de artificio, si la pugna que se celebra esta madrugada (el inicio del combate estelar está previsto para las 5.30 horas, después de un programa previo que comenzará a la 1.00) en Las Vegas se recordará por el combate propiamente dicho o por todo lo que ha rodeado a un evento sobre el que hay una única certeza: moverá cantidades de dinero obscenas.
Desde que en julio de 2015, en el show de Conan O’Brien, McGregor proclamara a los cuatro vientos su deseo de cruzar golpes con Mayweather, convertir esa posibilidad en realidad se tornó en un anhelo para millones de amantes de los cuadriláteros y los octógonos. Porque bajo los focos entrarán en colisión dos colosos de sus respectivas modalidades deportivas en una especie de guerra de los mundos entre el boxeo, que busca recuperar el brillo y prestigio de antaño, y las MMA (artes marciales mixtas), que causan furor y se han convertido en uno de los deportes cuyo seguimiento más ha subido en todo el planeta, tanto en vivo como en lo referente a pinchazos televisivos (el canal Gol retransmite casi cada noche combates de esta disciplina). Mayweather, de 40 años, llevaba retirado desde que en septiembre de 2015 batiera a Andre Berto y ha sido campeón del mundo en cinco categorías diferentes sin conocer jamás el amargo sabor de la derrota. Su balance de 49-0 le coloca en la cúspide de la historia, igualado con el mítico Rocky Marciano. Por su parte, McGregor, de 29 años y actual campeón de los ligeros, fue el primer luchador de la UFC (Ultimate Fighting Championship) en poseer al mismo tiempo los cinturones de dos categorías distintas y presenta un brutal registro de 21 victorias en 24 puestas en escena, 18 de ellas por K.O.
Tras durísimas negociaciones, el choque de colosos, bautizado como The Money Fight (La lucha del dinero), quedó sellado el pasado mes de junio. Así, quedó estipulado que la pelea, que se celebrará en el T-Mobile Arena de Las Vegas (con capacidad para 20.000 personas) y cuyas primeras estimaciones hablaban de que podía generar 1.000 millones de dólares, prácticamente el doble del Mayweather contra Pacquiao de hace dos años, se disputará bajo el formato y las reglas de una pelea tradicional de boxeo (límite de 70 kilos) y que habrá severas sanciones si se utilizan rodillazos, patadas o codazos, lo que disminuye de manera plausible las opciones de triunfo de McGregor, que verá limitado su repertorio de golpes y tendrá que regresar a sus orígenes adolescentes de boxeador puro y abandonar momentáneamente las artes marciales mixtas. Eso sí, los organizadores han tenido alguna deferencia con el irlandés y finalmente el combate se llevará a cabo con guantes de ocho onzas, más ligeros, en lugar de los habituales de diez (The Notorious utiliza habitualmente en sus combates los de cuatro onzas). La idea, por cierto, partió de Mayweather.
VENTA DE ENTRADAS La pelea de esta madrugada volverá a hacer temblar los registros del pay-per-view, pero parece que no colgará el cartel de no hay billetes en el T-Mobile Arena. A última hora del miércoles, aún se podían adquirir más de 2.000 localidades en el recinto de Nevada (entradas y reventa oficial), con precios que oscilan entre los 1.600 y 10.000 dólares (los asientos platino se cotizaban a más de 15.000 dólares). Los promotores asumen que no habrá lleno hasta la bandera, pero no descartan batir el récord de recaudación de un evento deportivo en directo, en manos del Mayweather contra Pacquiao de 2015 (62 millones de euros). Para los estadounidenses que quieran verlo por televisión, retransmitido por Showtime, el precio será de 89,95 dólares (10 más en alta definición), mientras que en el Reino Unido e Irlanda será más asequible: 24,95 euros. En territorio estatal se podrá seguir a través de beIN CONNECT y OpenSport por 12 euros.
Una de las cláusulas del contrato firmado por los equipos de Mayweather y McGregor establecía que las ganancias de cada púgil debían ser secretas, pero los medios especializados han publicado que el estadounidense se embolsará de partida unos 100 millones de dólares, por los 75 del irlandés, que quintuplicará así lo máximo que ha llegado a ganar en cualquier evento de la UFC. En este sentido, Forbes publicó que, si el combate acaba cumpliendo las previsiones en cuanto al montante final generado por pay-per-view, taquilla, publicidad y apuestas, sus ganancias se dispararían hasta los 400 y 127 millones de dólares, respectivamente.
Tanto las casas de apuestas (1,26 a 3,50) como exboxeadores de la talla de Mike Tyson o grandes estrellas de la UFC como Jon Jones dan como favorito a Mayweather ante un McGregor que podría llegar a perder el 90% de sus ganancias si en algún momento de la pelea propina un golpe ilegal a su rival. En los últimos días, Money, que recalca que éste será de verdad su último combate “porque así se lo he prometido a mi hijo”, ha recalcado su confianza en ser el único de los dos en acabar de pie, pero también ha deslizado halagos hacia McGregor: “Conor, como luchador, está invicto. Cada vez que ha sido derrotado ha sido en el suelo. Estando de pie, está invicto. Es un artista del K.O., es más grande, más fuerte y tiene más alcance. Eso está de su lado. A mí me respalda la experiencia”, ha declarado en ESPN. McGregor, por su parte, no ha sido tan diplomático: “Mayweather quedará inconsciente en dos asaltos. Pudo haberse mantenido como un dios y retirarse con un récord de 49-0. En lugar de eso, ahora me tiene a mí en frente”. Esta madrugada las bocas se cerrarán, hablarán los puños.
Floyd MayweatherConor McGregor
BoxeoModalidad deportivaMMA
EE.UU.NacionalidadIrlanda
MoneyApodoThe Notorious
40Edad29
1,73 mAltura1,75 m
183 cmAlcance188 cm
49Peleas24
49-0Balance21-3
26K.O.18
307Asaltos37
CincoTítulos en categoríasDos
180 millonesMayor bolsa ($)3 millones