Londres - Todos los últimos meses de preparación con el objetivo de rendir al máximo nivel en el maratón mundialista se fueron ayer al traste para un Iván Fernández al que le pudo la dureza de una prueba tremendamente exigente y en la que se quedó a las puertas de alcanzar los 35 kilómetros. Cuando la carrera estaba ya lanzada y completamente rota, el corredor vitoriano comenzó a sentir calambres en la zona de los isquiotibiales de su pierna derecha. El esfuerzo creciente de la segunda parte de la prueba, la dureza del circuito londinense con su sinuoso trazado de constante subir y bajar y unas condiciones climatológicas muy exigentes por el elevado grado de humedad existente en la capital británica compusieron un cóctel explosivo para el organismo del corredor alavés, que comenzó a sufrir lo indecible superada la treintena de kilómetros hasta que la prudencia le condujo a la retirada antes de pasar por el punto de control del kilómetro 35. Cuando en unos días regrese a Vitoria -tiene el vuelo este miércoles 9 de agosto-, llegará el tiempo para el descanso y también para el análisis de la preparación y la toma de decisiones de cara al futuro, ya que no hay nada más doloroso para un deportista profesional que verse privado de atravesar la línea de meta por problemas físicos como los que ayer concluyeron con la retirada de Iván Fernández.
Al vitoriano se le vio correr con solvencia en el grupo de cabeza prácticamente hasta el vigésimo kilómetro de la prueba mundialista. Ausentes varios de los grandes especialistas del maratón actual y sin un favorito claro en la línea de salida, los competidores no querían mostrar sus cartas desde demasiado pronto. Y tampoco caer en la precipitación que supusiese el riesgo de quedarse sin fuerzas de cara al segundo tramo de la carrera. El ritmo fue pausado en los primeros kilómetros, con una media superior a los tres minutos por cada mil metros, y casi la mitad del centenar de participantes aguantaba en el grupo cabecero, con Iván Fernández apareciendo siempre en segunda línea tras la armada africana que se preparaba para dinamitar la prueba. Así lo hizo el keniano Gideon Kipkemoi Kipketer, cuando a punto de llegar la prueba al kilómetro veinte lanzó la andanada que provocó que el pelotón saltase por los aires de manera definitiva.
Kirui campeón Solo su compatriota Geoffrey Kipkorir Kirui y el etíope Tamirat Tola consiguieron dar caza a un Kipketer que luego acabaría desfondándose, mientras que Iván Fernández iba perdiendo tiempo con la cabeza pero conseguía asentarse en torno a la trigésima posición, firmando un registro de 1:06:05 al paso por la media maratón. Una media que, de mantenerse, le podría haber llevado a mejorar su mejor registro de 2:12:55.
Por desgracia para el vitoriano, el cambio de ritmo -el grupo cabecero se puso a correr por debajo de los tres minutos el kilómetro en una segunda parte de la prueba de altísima velocidad- y la incidencia de la humedad comenzaron a hacer mella en el cuerpo de un Iván Fernández que se descompuso físicamente una vez superada la treintena de kilómetros. El vitoriano no asimilaba los alimentos, apareció la deshidratación y, con ella, los calambres. Aquejado de molestias en la zona de los isquiotibiales de su pierna derecha, el atleta alavés se echaba a un lado de la carretera, retirándose antes de alcanzar la pancarta de los 35 kilómetros y poniendo fin a su andadura en el Mundial. “Lo he dado todo. La dureza de la maratón de Londres me deja la amargura de la retirada y el coraje para superarla”, dijo después.
Mientras, en cabeza, hundido Kipketer eran Tola y Kirui quienes se jugaban el título mundialista. El primero realizó su ataque aprovechando la subida de un repecho en torno al kilómetro 33. Parecía que tomaba distancia y que el entorchado ponía camino a Etiopía, pero Kirui fue capaz de resolver con solvencia para que Kenia reinase por quinta vez, lo que reafirma al país africano como el mejor de la especialidad. El ganador este año del maratón de Boston, que contaba con la mejor marca de la temporada entre los ayer participantes, recuperó con facilidad los metros perdidos y nada más llegar a la altura de su compañero soltó el hachazo definitivo para poner rumbo a la gloria con un registro de 2:08:27, por delante de Tola y del tanzano Alphonce Simbu, tercero al final. - DNA