Cuando Froome quiso ganar el Tour se rebeló ante la autoridad de Wiggins entonces líder inequívoco del Sky. Era 2012. La jerarquía del equipo eligió a Bradley Wiggins aunque la carretera, juez insobornable, decía que era el keniata, su alfil, el más fuerte de los. Froome encajó la negativa como pudo. Se hizo más fuerte. Agachó la cabeza para convertirse después en el indiscutible líder del Sky. Entre aquel pasaje y el presente Tour, Froome ha amasado tres triunfos de la carrera francesa. Un lustro después, en el Sky, Landa se asemeja a aquel Froome que quería derribar la puerta a pedales. Tras la etapa de ayer, Froome y Landa están más cerca que nunca. Uno se sobrepone al otro. Segundo el británico, quinto el vasco. En medio, un minuto y un equipo que debe gestionar la nueva realidad.
“Hemos hecho una estrategia de equipo con Landa, que está también muy bien en la general. Era la situación perfecta para nosotros. Landa está fuerte y podemos jugar con esas dos bazas otros días en el futuro”, expresó Chris Froome, que en carrera contó con las piernas de Kwiatkowski para limar al grupo del que tiraba Landa. Las palabras de Froome señalan, al menos en público, que el Sky tratará de obtener rédito de contar con dos formidables cartas para lo que resta del Tour. Queda por saber si la táctica atacante empleada en la segunda jornada pirenaica tendrá más predicamento o la libertad de Landa responde a una situación coyuntural y este deberá plegarse a los deseos de Froome. La debilidad del Astana es un brecha que puede explotar el Sky, el equipo más poderoso, con dos corredores como Froome y Landa. Con una semana por disputarse, el Sky deberá elegir. Un dilema. - C. Ortuzar