Álvarez revalida su título en una cita a la altura de lo esperado

Y el masculino: Iván Álvarez (centro), Carlos Aznar (izquierda) y Pedro Gomes (derecha).

vitoria - El Triathlon de Vitoria suele tener en sus asistentes historias y anécdotas de lo más intrigantes o emocionantes, pero ayer pudo ocurrir la más conmovedora de todas, en su undécima edición. El protagonista no fue otro que Iván Álvarez, ganador de 2016 que este año revalidó título y llegá en la primera posición de los triatletas de larga distancia. Pero la gran sorpresa aún estaba por llegar. Nada más cruzar la meta, al madrileño se le entregó un sobre que, al abrirlo, hizo que se derrumbara automáticamente al suelo, sin poder contener la emoción. Dentro se hallaban las fotografías de su hijo recién nacido el mismo sábado, sin que él lo supiera. Álvarez, que salió en la vigésimo segunda posición del agua, no se colocó en cabeza hasta los últimos 20 kilómetros de la carrera a pie. Por si no fuera poco, redondeó aún más su gesta mejorando su propio tiempo en diez minutos respecto al año pasado.

El también madrileño Carlos Aznar se fundió en un abrazo con su amigo nada más cruzar la meta. No estaba entre los principales favoritos, pero fue remontando paulatinamente hasta la segunda posición. Completó el podio uno de los clásicos. Pedro Gomes, ganador de la edición de 2013, regresó a los primeros puestos con la tercera clasificación.

Ya se preveía que esta edición podría ser la que más abierta estuviera en cuanto a ganadores, y en la categoría femenina se llevó esta especulación a su máxima expresión. Y es que la campeona femenina fue casi imposible de adivinar en toda la carrera, exceptuando los últimos minutos. Finalmente fue Julia Mai, que tras conseguir el segundo puesto el año pasado esta vez conquistó lo más alto del podio, apenas sin poder creérselo.

Pero la más aclamada llegó en segunda posición. Ruth Brito cruzó la línea de meta con todo el público jaleando su actuación. Y es que la canaria confesó poco después haber estado con fiebre en los últimos días, pero su “amor por esta ciudad” la animó a terminar compitiendo. En meta la esperaba su marido y también triatleta, Eneko Llanos.

Yvette Brice terminó tercera, ligeramente decepcionada. La británica fue la primera en salir de Landa y mantuvo al menos el segundo puesto durante casi todo el trayecto, antes de que se lo arrebatara Brito. Llamó la atención la ausencia de Brooke Brown entre las primeras. Y es que la canadiense, tres veces ganadora del Triathlon de Vitoria, tuvo que retirarse poco después de bajarse de la bici por un cólico. Estaba remontando posiciones la Reina del Triathlon antes de que los dolores impidieran que acabase la carrera.

En la media distancia no hubo mucha historia. Pablo Dapena, segundo clasificado en 2016, ya había manifestado que centraría todos sus esfuerzos en conseguir el triunfo en esta ocasión. Y vaya si lo hizo. El gallego se mostró intratable en las tres disciplinas. Salió como un rayo del agua, aguantó el tipo sobre la bici y no cedió ni un centímetro en la carrera a pie, en una Vitoria que comenzaba a calentarse debido al aumento de público y de temperatura conforme Dapena se acercaba a la meta. La ciudad recibió entre vítores al primer ganador del día, que se tomó su tiempo para cruzar la meta, visiblemente emocionado. Algo después llegaron Miguel Ángel Fidalgo -ganador de 2016- y Víctor Corral para completar el podio masculino.

En el half femenino, Judith Corachán tampoco dio muchas opciones a sus rivales. La catalana salió del agua después de Helene Alberdi, pero consiguió remontar en el tramo de bicicleta y llegar la primera a Vitoria, donde cruzó la línea de meta con un tiempo ligeramente superior a las cuatro horas, seguida de la vitoriana Aintzane Argaiz y la propia Alberdi.

una edición tranquila Después de que la décima edición estuviera marcada por los abandonos y el calor, para esta undécima los percances fueron mucho menores y la prueba transcurrió sin mayores dificultades. Ni siquiera la niebla afeó la espectacular salida, que no decepcionó y dejó una de las imágenes más impactantes de la prueba, como acostumbra. Tampoco lo hicieron los tramos de bici y de carrera a pie. Especialmente con este último repleto de público y con el calor mucho más reducido en sus últimas horas. Sí que se notaron más las temperaturas en las horas del mediodía, pero nada lejos de habitual en la capital alavesa durante el mes de julio. Cuando la noche ya era total en Vitoria-Gasteiz llegaban los últimos valientes a meta, jaleados por el público que aún se resistía a abandonar la plaza España. No faltó de nada, ni siquiera pedidas de mano en la propia meta. La jornada de triatlón fue prácticamente redonda.