VITORIA - Después de cinco días sin conocerse el paradero de Alberto Zerain y Mariano Galván, desaparecidos en el Nanga Parbat (8.126 metros), la maquinaria de la búsqueda en helicóptero se puso ayer en marcha sin éxito. Y es que, tal y como anunció el martes Muhammed Iqbal, propietario de la compañía expedicionaria Summit Karakoram, la intención era fletar un aparato para que sobrevolara la novena montaña más alta del planeta sobre los 6.112 metros, zona en la que se perdió la conexión con el geolocalizador RaceTracker, pero ese mismo día hubo problemas climatológicos y la búsqueda de los dos himalayistas no se pudo hacer efectiva. La cuestión es que, según afirman fuentes de la expedición, las condiciones meteorológicas pondrán en muchas dificultades que el rescate en el aire continúe hoy y dan casi por imposible que el helicóptero disponga de la suficiente visibilidad, ya que se registrarán muchas nubes, viento y algo de nieve. Mañana es posible que la situación mejore, pero también se esperan vientos de alrededor 30 kilómetros por hora. El fin de semana se abrirá una ventana de buen tiempo, con condiciones óptimas para el salvamento.

Iqbal emplazó al día de ayer un segundo intento que fue cercenado por el “mal tiempo”. A las 5.45 horas (8.45 en Pakistán), un helicóptero de rescate partió de la base militar de Skardu con la premisa de buscar al alpinista vasco y al argentino en la arista Mazeno, una ruta “muy complicada” por la que pretendían coronar el ochomil, y en las vertientes Diamir y Rupal. Desde los medios especializados como Desnivel se duda de la idoneidad de la hora de despegue porque, tal y como reflejan, “es fácil que el aparato no encuentre las condiciones de vuelo y visibilidad que tendría despegando al amanecer”. Asimismo, apostillan que, debido a que los helicópteros son propiedad del ejército, “el sistema es muy ineficaz para situaciones que requieren la máxima celeridad, profesionalidad y eficiencia como prueba el hecho de que un helicóptero despegue para una operación de rescate, además de toda la burocracia (y pérdida de tiempo) que ha generado conseguir ponerlo en despegue alrededor de las 9 de la mañana”.

La primera parada fue el Campo Base de la cumbre pakistaní, en la que montó el experimentado montañero rumano Alex Gavan. Sin embargo, después de tres horas en el aire, rastreando las zonas habituales, el helicóptero tuvo que darse la vuelta a causa de la falta de visibilidad. De hecho, el equipo llegó a la zona del Nanga Parbat en la que se disipó la señal del geolocalizador, que llevaba más de diez horas sin moverse antes de perder la conexión, pero las nubes evitaron observar con claridad las coordenadas que marcaba el RaceTracker.

Desde el equipo de Zerain se desliza que cuentan aún con provisiones para continuar en la montaña y que, a pesar de llevar ocho días en ruta, todavía restan jornadas para alcanzar el límite del margen de maniobra del Nanga Parbat.

Seguir con la esperanza La intención del proyecto 2x14x8000 es continuar con la búsqueda en los próximos días. El enlace de la expedición, Jon Pérez, manifestó que “mantenemos la esperanza de que, en realidad, todo sea una falta de contacto”, dada la experiencia de ambos alpinistas en montañas de más de ochomil metros. Alberto Zerain está emprendiendo la ascensión a su undécimo cielo (Everest, Makalu, Lhotse, Gasherbrum I, Gasherbrum II, K2, Kangchenjunga, Dhaulagiri, Manaslu y Annapurna); mientras que Mariano Galván busca el décimo (Lhotse, Everest, Gasherbrum I, Gasherbrum II, Cho Oyu, Broad Peak, K2, Dhaulagiri y Manaslu).

Pérez concretó que “en la montaña pueden pasar muchas cosas” y revela que la opción de haber sido acuciados por un alud en una zona como la arista Mazeno, en la que se encontraba el tándem, se antoja como “muy complicada” al estar situada en el “filo” del Nanga Parbat.

El geolocalizador de Zerain y Galván se apagó el sábado sobre las 22.20 horas después de estar en la misma posición -6.112 metros- desde pasadas las 7.00 horas, por lo que una de las hipótesis que se maneja desde el equipo es que “podría haber ocurrido algo similar a que se hubiera caído el RaceTracker”. Eso explicaría que no se activara la señal de rescate de emergencia que posee el sistema. “Que el RaceTracker haya descendido esa cantidad de metros no seria raro si la cordada estuviera perdiendo altura”, advierte el enlace del gasteiztarra, quien agrega que “lo que es un poco más extraño es que no estén descendiendo hacia donde deberían, pues han bajado hacia una ladera en vez de seguir el recorrido de la arista”.

De cualquier modo, desde el equipo 2x14x8000 confían en la pericia de los dos experimentados himalayistas. “Alberto lleva escalando ochomiles desde principios de los años noventa y es una persona de reconocida prudencia, demostrada además en varias ocasiones”, sostiene Pérez, que añade que “Mariano lleva una carrera meteórica y tiene muchísima experiencia”.

Problemas de comunicación Aunque la falta de comunicación con Alberto Zerain y Mariano Galván pueda resultar preocupante, la historia emplaza a la esperanza. Y es que, los pioneros en la arista Mazeno, Rick Allen y Sandy Allan, ya tuvieron graves problemas al completar por primera vez la ruta en 2012.

El dueto escocés estuvo 18 días en la montaña para cerrar el trayecto del Campo Base a la cima del Nanga Parbat por la vertiente Rupal, escalar la arista Mazeno y bajar por la vía Kinshofer de la vertiente Diamir. Estuvieron tres días sin comunicación.

El grupo en el que estaba integrada también la sudafricana Cathy O’Dowd se dividió tres días después de terminar por completo la Mazeno (10 de julio de 2012) y antes de intentar la ascensión a los 8.126 metros de la cima (13 de julio). Allan y Allen, tras una primera intentona sin suerte, salieron en solitario con lo básico y tuvieron que hacer vivac en una cueva construida por ellos. Al día siguiente lograron tocar techo, regresando al refugio, a 7.700, sin opciones de derretir nieve y, por tanto, de tener agua potable. Mientras, O’Dowd, ya fuera de la montaña, era incapaz de tener noticias de los escoceses.

El 16 de julio trataron de bajar por la Kinshofer, pero las condiciones de la nieve evitaron el descenso y se les acabaron las baterías. Un día después, la cordada llegó a los 6.500 sin encontrar la ruta. El 18 de julio llegaron al C2 (6.100) y, al ver movimiento por debajo, encontraron a una expedición checa que les acogió. El 19 de julio, los porteadores recogieron al dueto y bajaron al Campo Base. No bebieron agua en tres días.